domingo, 14 de octubre de 2012

Discurso del dirigente KIM JONG UN a los alumnos y maestros de escuelas revolucionarias



Estimados amigos:
Quiero compartir con ustedes este discurso del querido dirigente KIM JONG UN, quien se dirige  a los maestros y alumnos de las escuelas revolucionarias, a fin de trazar la línea educativa de éstas que se desarrollará en el futuro, e instándolas a desarrollar cada vez nuevos métodos de enseñanza y mayor compromiso de sus alumnos para lograr los éxitos deseados y tener una nueva Corea desarrollada y como potencia próspera.
Espero sea de su agrado como siempre un abrazo para todos, con el ruego de su difusión.
Atte.
Yuri Castro

Pyongyang, 13 de octubre (ACNC) -- El Mariscal Kim Jong Un envió el 12 de octubre de 2012 un mensaje a los profesores, empleados y alumnos de la Escuela Revolucionaria de Mangyongdae y de la Escuela Revolucionaria Kang Pan Sok con motivo del 65º aniversario de la fundación de las mismas.
El mensaje titulado "Los hijos de los mártires revolucionarios deben ser fidedignos pilares de la revolución del Songun que continúen firmemente el linaje de Mangyongdae y el del monte Paektu" fue entregado el mismo día a los participantes en el acto conmemorativo de la citada efeméride.
En su obra, el Mariscal señaló que esas escuelas son las revolucionarias Kim Il Sung y Kim Jong Il, que han sido fundadas y desarrolladas bajo la dirección de estos Grandes Hombres del monte Paektu, y las bases de formación de los pilares de la revolución del Songun.
Se refirió a las inmortales hazañas de dirección de los Grandes Hombres del monte Paektu registradas en esas escuelas y subrayó que durante los 65 años pasados, ellas formaron numerosos pilares que desempeñan el papel medular y central en la sagrada lucha por la defensa de la patria y la prosperidad del país.
Indicando que son muy importantes la responsabilidad y la misión de las escuelas revolucionarias, aclaró el deber principal y las tareas de ellas como sigue:
El deber principal es formar a todos los alumnos como pilares de la revolución del Songun que continúen firmemente el linaje de Mangyongdae y el del monte Paektu.
Hay que intensificar la educación ideológica sobre los alumnos.
Al educar constantemente a los alumnos para que continúen la revolución sucediendo a sus padres, hay que hacerles confiar absolutamente en el partido y el líder, salvaguardar en todos los sentidos la gran autoridad de éstos y defenderlos a costa de la vida.
Es preciso profundizar de diferentes maneras la educación sobre la convicción y obligación moral conforme a las características psicológicas por edades de los alumnos, de modo que todos ellos se hagan los fuertes en la fe y obligación moral que confíen absolutamente en el partido y el líder, que los han criado, y no abandonen hasta el final de su vida la bandera roja de la revolución y la gloriosa del partido.
Hace falta impartir sustancialmente la educación de Kimjongilismo para hacer a los alumnos cuidar con mucha devoción cada planta y cada árbol desde la niñez y prepararlos como patriotas verdaderos de la época del Songun que amen sin límites la patria y el pueblo y luchen con todo lo suyo por la prosperidad de la patria socialista y la felicidad del pueblo.
Al concentrar las fuerzas en la educación de colectivismo y moral, hay que formar a todos los alumnos como revolucionarios de verdad y hombres de conciencia que sepan pensar primero en la organización y el colectivo y sacrificarse por éstos y encarnen bellas costumbres morales y éticas de la era del Songun.
Es preciso prestar mucha atención a la formación de los alumnos como competente personal revolucionario con ricos conocimientos científicos y técnicos.
Hay que intensificar la educación de ciencias básicas como matemática.
Resulta imperioso prestar especial atención al mejoramiento de la educación de computación.
Lo mismo se debe hacer con las asignaturas de lenguas extranjeras para que los alumnos puedan dominar más de un idioma extranjero, sobre todo, hablarlo fluidamente.
De acuerdo con la misión de las escuelas como bases de formación de los cuadros de reserva del Ejército Popular, se debe encauzar mucha fuerza a la educación para dar a los alumnos los conocimientos militares básicos.
Ha de intensificarse también la educación artística y la educación física. Tomando en cuenta las demandas de la época, la meta de enseñanza de las escuelas y las características por edades de los alumnos, es preciso acondicionar mejor las salas de estudio de las asignaturas y las de entrenamiento y asegurar la eficiencia real de la base material y técnica de educación ya preparada.
Hay que elevar la responsabilidad y el papel de los profesores y empleados de las escuelas para registrar cambio radical en la educación.
Los profesores y empleados deben atender la vida de los alumnos con el sentimiento paternal para que éstos consideren las escuelas como entrañables casas natales y nidos de felicidad. Es decir, deben ser padres verdaderos de los alumnos antes de ser sus educadores.
Los alumnos de las escuelas revolucionarias son los hijos del Partido del Trabajo de Corea, que viven unidos a esta organización con el mismo vaso sanguíneo, y los míos.
Ellos deben esforzarse tenazmente por prepararse como pilares de la Corea del Songun teniendo siempre presente la inmensa confianza y benevolencias de los grandes Generalísimos.
Bajo la consigna "¡Aprendamos para Corea!" presentada por el Generalísimo Kim Jong Il cuando convivía con los hijos de los mártires revolucionarios de la Escuela Revolucionaria de Mangyongdae, deben aprender con asiduo ahorrando el tiempo y formarse como revolucionarios competentes que puedan cumplir papel importante en la lucha por realizar los anhelos de los Generalísimos.
Los graduados de las escuelas deben ser pilares y cumplir el papel de vanguardia en continuar firmemente el linaje de Mangyongdae y el del monte Paektu como los hijos de Mangyongdae crecidos bajo la guía de los 3 Generales del monte Paektu.
Deben desempeñar el rol protagónico en apoyar la dirección del partido sobre la revolución mediante el Songun cumpliendo fielmente sus tareas de trabajo.
Al final del mensaje, el Mariscal Kim Jong Un expuso su firme convicción de que las escuelas revolucionarias formarán magníficamente a los hijos de Mangyongdae como pilares fidedignos, que asumirán en el futuro las responsabilidades del partido, el Estado y el ejército según la idea y el propósito del partido, y de que todos los hijos de los mártires revolucionarios serán combatientes vanguardistas que apoyarán con fidelidad la dirección del Songun del partido.