miércoles, 13 de agosto de 2014

Con la potencial del Songun



El 25 de agosto no es para la República Popular Democrática de Corea un día ordinario. El mismo día del año 1960 Kim Jong Il (1942-2011), Presidente del Comité de Defensa Nacional de la RPD de Corea, realizó la visita de orientación a la División Guardia de Tanques 105 “Seúl” Ryu Kyong Su del Ejército Popular de Corea, iniciando su dirección sobre la revolución mediante el Songun (priorización de los asuntos militares).
Desde entonces, durante más de medio siglo bajo su dirección Corea, en su interminable enfrentamiento con Estados Unidos autocalificado “superpotencia”, siempre defendió con éxito su soberanía y dignidad.
En enero de 1968 el “Pueblo”, barco espía armado estadounidense, invadió en las aguas jurisdiccionales de Corea, y fue capturado por la Armada del EPC.
Entonces el imperio, pretextándolo, concentró gran cantidad de fuerzas armadas en la Península Coreana y cacareó el desquite. El mundo se preocupó por la posible guerra nueva en Corea. La URSS le suplicó al gobierno coreano que devolviera el barco.
Kim Jong Il expresó que hasta que Estados Unidos presentara acta de capitulación, no pondría en libertad jamás a los tripulantes del “Pueblo” y que aunque Norteamérica lo hiciera, nunca devolvería la embarcación porque era trofeo. Corea declaró que respondería “a la ‘represalia’ con la represalia y a la guerra total con la guerra total”.
Rendido ante la resuelta reacción de Corea, Estados Unidos firmó en diciembre del mismo año la carta de excusa en la que reconoció sus hostilidades y garantizó que dispondría que ningún barco se infiltrara en las aguas territoriales de Corea. Refiriéndose a la carta, el presidente norteamericano Johnson dijo que era “la carta de excusa históricamente primera de Estados Unidos”.
También en los tiempos posteriores, por ejemplo en abril de 1969 cuando el “EC-121”, avión espía estadounidense de gran envergadura infiltrado en el espacio aéreo jurisdiccional de Corea, fue derribado y en agosto de 1976 cuando los guerreros norteamericanos, en Panmunjom en la Línea de Demarcación Militar que divide a Corea en el Norte y el Sur, atentaron contra los guardias del EPC, terminándose por ser duramente castigados, el imperio armó alboroto como si pronto desatara una guerra, pero atemorizado ante la dura reacción de Corea y su poderosa potencial militar, no pudo menos de renunciar a su intención.
Durante la “primera crisis nuclear de la Península Coreana” de 1993-1994, Estados Unidos, poniendo en tela de juicio el infundado “problema nuclear” de Corea, instigó la Agencia Internacional de la Energía Atómica a imponerle al país asiático la “inspección especial” sobre sus importantes objetos militares y a la par de esto, inició en Sudcorea simulacros de guerra de gran envergadura.
Entonces Kim Jong Il, en calidad del Comandante Supremo, hizo proclamar en todo el país el estado de preguerra. De seguida, en Corea se publicó la declaración del Gobierno de que para preservar el interés supremo del país se retiraría del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Las sucesivas y rotundas reacciones de Corea obligaron a Estados Unidos a que asistiera a las negociaciones y pusiera firma en el Acuerdo Básico RPDC-EE.UU. para resolver de manera pacífica el problema nuclear de la Península Coreana. Incluso Clinton, el entonces presidente estadounidense, envió a Kim Jong Il el mensaje de garantía en el que prometió cumplir honestamente con el deber de su parte.
En el año de 1998, Estados Unidos otra vez puso en tela de juicio las instalaciones nucleares con fines pacíficos de Corea, de un lado y del otro, publicó ante el interior y el exterior del país el “plan de las operaciones-5027”, plan del ataque preventivo con armas nucleares, intensificando la presión sobre el país asiático, y Corea declaró con solemnidad que no podía menos de preparar la capacidad de disuasión nuclear. Ante la dureza de Corea con la que resistía a la cada vez más intensa presión e intimidación, la administración Clinton no tuvo otra alternativa que reconocer su derrota.
En la nueva centuria la nueva administración estadounidense calificó a Corea como “eje del mal”, la publicó como objeto del ataque anticipado con armas nucleares y perpetró locuras de provocación de la insensata guerra nuclear. Frente a esto, Corea se retiró oficialmente del Tratado de No Proliferación Nuclear y declaró la tenencia de armas nucleares. Ejecutó el lanzamiento de los misiles y la prueba nuclear subterránea, propinando golpes decisivos a la coacción de Estados Unidos y su intimidación con armas nucleares.
La administración Bush proclamó oficialmente que excluía a Corea de la lista de los países patrocinadores del terrorismo. En eso, News Week, revista estadounidense, en un artículo titulado “Revocación de la definición de los países patrocinadores del terrorismo, símbolo de la rendición de Estados Unidos”, comentó: “Bush avisó al congreso que excluía a Norcorea de la definición como país patrocinador del terrorismo y esto deviene un suceso que simboliza que Bush se rindió ante el país asiático.”
Esto no es todo.
En abril de 2009 Corea promulgó que lanzaría el “Kwangmyongsong-2”, segundo satélite artificial de la Tierra y sus hostiles, Estados Unidos y otros armaron alboroto como si hubiera ocurrido algo desgraciado. Japón incluso definió la “interceptación” como la política estatal y emplazó los buques de guerra, tratando de frenar a todo trance el lanzamiento del satélite por parte de Corea.
Con todo el mandatario coreano dispuso lanzar el satélite según el plan, dispuso que si las fuerzas contrarias intentaran la interceptación, golpearan implacablemente no solo el centro de la interceptación sino también la sede de los provocadores.
Kim Jong Il es, de veras, Comandante sin par que en el duelo con los sucesivos presidentes estadounidenses y comandantes generales del ejército norteamericano de la segunda mitad del siglo XX y el comienzo de la nueva centuria como Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinto, Bush hijo y Obama, valiéndose de la potencial del Songun, siempre salió victorioso.

Kim Jong Il expresó que su coraje y osadía con los que se había enfrentado a Estados Unidos autocalificado como la “única superpotencia” del mundo, estaban sustentados en la poderosa fuerza militar. Por tener fuerte ejército y potente industria militar, nos sentimos seguros y alardeamos de nuestra invencibilidad, continuó, y esto también hoy produce gran secuela en la sociedad internacional.