Pyongyang, 31 de marzo (ACNC) -- En
relación con que los Estados Unidos trata de imputar estúpidamente a la
República Popular Democrática de Corea la responsabilidad del empeoramiento de
la situación de la Península Coreana, el portavoz del Ministerio de Relaciones
Exteriores hizo pública el día 31 una declaración que señala en particular:
EE.UU. describe como
"provocación" y "amenaza" nuestras justas medidas
autodefensivas tomadas frente a las perversas maquinaciones de guerra de
agresión y los alborotos de sanción y de aplastamiento y tergiversa la realidad
como si la RPDC fuera culpable de la tensión de situación en la Península
Coreana.
La rigurosa situación de hoy fue
engendrada de punta a cabo por el país norteamericano.
El chantaje y la amenaza nucleares de
EE.UU. no son un fenómeno temporal comenzado recientemente o una concepción
abstracta, sino la realidad impuesta cada día durante decenios por el país
norteamericano que politizó el ataque nuclear sorpresivo contra la RPDC.
Ya desde la década de los 50 del siglo
pasado, EE.UU planeó el ataque nuclear contra la RPDC y, a principio de nuevo
siglo, la administración de Bush definió oficialmente a ella, que fue un país
desnuclearizado en aquel entonces, como "eje de mal" y blanco de
ataque preventivo nuclear.
También, la administración de Obama mostró
abiertamente el intento de ataque sorpresivo nuclear contra la RPDC al
excluirla en abril de 2010 de la lista de los objetos de no uso de armas
nucleares y hasta fecha lo afirma oficialmente en todas las ocasiones.
EE.UU. realizó cada año los ejercicios
militares conjuntos de gran envergadura y ha venido preparando prácticamente el
ataque nuclear contra la RPDC movilizando los pertrechos nucleares de diversos
tipos.
En particular, los simulacros conjuntos
Key Resolve y Foal Eagle 16 que él efectúa este año son los entrenamientos sin
precedentes tanto en su dimensión como en su carácter provocativo.
EE.UU. ejerce la amenaza nuclear sobre la
RPDC, y al mismo tiempo, recurre a la extremada presión política y económica
contra ella.
Son intolerables las maniobras imprudentes
de EE.UU. que al actuar como caudillo de la ONU y de la sociedad internacional
trata de asfixiar a toda costa al Estado soberano valiéndose de los medios y
métodos ilícitos y gangsteriles.
Puesto que es evidente que la amenaza
militar y otras acciones hostiles del imperio americano tienen como objeto la
eliminación de la Suprema Dirección de la revolución coreana y el
"derrocamiento del régimen" de la RPDC, nos vemos obligados a
arrostrarnos para defender la máxima dignidad sagrada, la soberanía y el
derecho a la subsistencia.
La amenaza y chantaje nucleares, los
ejercicios bélicos conjuntos y las maquinaciones de sanciones y aplastamiento
de EE.UU. contra la RPDC son precisamente la causa raigal que llevó la
situación de la Península Coreana a la extremada fase en que pueda estallar una
guerra nuclear.
Cuanto más EE.UU. se desespere por imputarle
a la RPDC la culpabilidad de la agravación de la tensión provocando su
repulsión mediante la presión multilateral, tanto más se revelará su naturaleza
del agresor y provocador.
En el caso de que EE.UU. trata de atentar
aun en lo mínimo los supremos intereses y la soberanía de la RPDC, le
asestaremos de inmediato un castigo implacable movilizando todos los medios
incluso las fuerzas armadas nucleares y eliminaremos de raíz la amenaza de la
soberanía de la RPDC y la paz y seguridad de la región.