El 25 de junio de 1950 es la
fecha en la que Estados Unidos provocó la guerra coreana (1950-1953). Inspirado
en la teoría de la omnipotencia de la fuerzas, Estados Unidos desató la guerra
menospreciando a la recién fundada República Popular Democrática de Corea.
A finales de la Segunda Guerra
Mundial, el imperio, con el objetivo de afianzar su posición hegemónica en la
postguerra y verificar fácilmente su agresiva política exterior, proclamó
abiertamente la teoría de la omnipotencia de la fuerza.
¿Qué fue esta?
He aquí el comentario de Muccio,
primer embajador estadounidense acreditado en Corea del Sur.
La
política es la fuerza. En el enfrentamiento entre las fuerzas no hay necesidad
de regir los medios y métodos. La victoria representa el bien y la derrota, el
mal.
Esto refleja tal como son la
filosofía y el criterio de la guerra de Estados Unidos que adora la fuerza y la
considera omnipotente.
De hecho, en vísperas del desencadenamiento
de la guerra coreana la RPD de Corea y Estados Unidos no eran compatibles
siquiera en el plano técnico militar.
Visto desde el 25 de junio de
1950 Corea llevaba menos de 5 años de liberada y la RPD de Corea, menos de 2
años de fundada. El ejército regular de Corea y su industria de defensa
nacional eran demasiado endebles.
Comparativamente con esto, las
fuerzas armadas introducidas en el contorno de la Península Coreana por Estados
Unidos hasta vísperas de la provocación de la guerra eran verdaderamente
estupendas.
Estados Unidos, desde el fin de
abril de 1950, pretextando ejercicios conjuntos de las fuerzas terrestre, naval
y aérea, reforzó la Séptima Flota incorporando 2 portaaviones, 2 cruceros y 6
destructores e introdujo como suplemento tres regimientos de los bombarderos
“B-26” y “B-29”, 6 de los cazas y 2 de los aviones de transporte en Japón.
Además, reforzó 4 divisiones adscritas al octavo ejército estadounidense
estacionado aquí previéndolas de tanques, cañones, equipos rodantes y otras
armas e hizo que se prepararan plenamente para movilizar en cualquier momento
en el frente de Corea.
En un libro japonés “Guerra
coreana” se lee: “En vísperas del inicio de la guerra la fuerza aérea
estadounidense en Japón se dispuso de 375 cazas incluidos aviones a reacción,
40 nocturnos, 80 bombarderos, 50 aviones de transporte y 50 aeronaves de
enlace, en total 595.” “MacArthur pensó que si esta fuerza aérea del Extremo
Oriente se moviliza, la guerra coreana finalizaría fácilmente.” En una revista
estadounidense está escrito lo siguiente: “En nuestra historia no hubo tiempo
en que estábamos tan bien preparados como cuando se iniciaba esta guerra”.
Además, Estados Unidos preparó al
ejército títere surcoreano como brigada de choque y carne de cañón de su ejército.
En el libro “Guerra coreana vista
por un chino” se comenta: “Johnson, jefe de la sucursal en Corea del
departamento de cooperación económica de Estados Unidos, dijo el 19 de mayo de
1950 en el comité presupuestario de la Cámara Baja del Congreso de Estados
Unidos que ya se han preparado 100 mil efectivos del ejército surcoreano
previstos de las armas norteamericanas y entrenados por los asesores militares
del imperio, de manera que en cualquier momento entraran en las maniobras”.
Roberts, jefe de la delegación de los asesores militares estadounidenses que
por aquel tiempo estaba en Corea del Sur, en varias ocasiones expresó que veía
que el ejército surcoreano era capaz de vencer a los efectivos de otras fuerzas
armadas dos o tres veces más que él y que excepto el ejército norteamericano,
era el más magnífico.
Estos hechos se refieren a una
parte del aumento de las fuerzas armadas realizado por Estados Unidos para la
guerra coreana.
Si se consideran hasta las bombas
atómicas de Estados Unidos, la potencial económica de su territorio no
damnificada ni en lo mínimo durante la Segunda Guerra Mundial y su posición que
ocupa en el mundo capitalista, la fuerza de Estados Unidos era, de veras,
demasiado poderosa.
En eso en la Península Coreana
explícitamente existía la desigualdad de fuerzas. Enfrentarse a Estados Unidos
era difícil de imaginar.
Pero, el imperio que se
enorgullecía de su superpotencia, su superioridad técnica militar, no pudo
vencer al ejército y el pueblo de Corea conscientes de la justedad de su causa
y alzados como un solo hombre.
La pasada guerra coreana fue un
suceso histórico que rompió completamente el mito sobre la potencial de Estados
Unidos.
El imperio que se jactaba de que
no había perdido ni una de las más de 100 guerras, a los tres años de la
provocación de la guerra coreana, se vio obligado a firmar el acuerdo de
armisticio que era para él acta de capitulación.
Obtuvo este resultado a cambio de
la movilización de más de 2 millones de efectivos incluidos un tercio de su
fuerza terrestre, un quinto de la aérea, la mayoría de la Flota del Pacífico,
las huestes de los 15 países seguidores, Corea del Sur y Japón.
Después del cese al fuego, lejos
de sacar lecciones de su derrota, durante varios decenios continuamente
pretendió provocar otra guerra. También el año en curso en Sudcorea y sus
contornos hace varios ejercicios militares con el importante fin de trasladar
las fuerzas armadas estadounidenses estacionadas en el ultramar y del
territorio a la Península Coreana y golpear repentinamente a Corea.
Está cautivado aún de la
omnipotencia de la fuerza. Considera que valerse de la fuerza le haría posible
atropellar e imponer arrodillarse a cualquier país. Pero Corea no es país como
Afganistán, Irak y Libia. En la pasada guerra, aun con las armas rudimentarias
había derrotado a Estados Unidos y después del cese al fuego, en varios
decenios se enfrentó al mismo imperio, fortaleciendo su capacidad autodefensiva
en todos sus aspectos. Ante la extremada intimidación con armas nucleares de
Estados Unidos tiene preparada también la capacidad de disuasión nuclear para
la defensa. La actual Corea es poderoso país que posee cohetes estratégicos y
armas nucleares, capaz de castigar despiadadamente al que se atreve a tocarla,
no importa dónde se encuentra en el planeta.
Estados Unidos debe tener bien
presente esto. Si provoca contra Corea otra guerra, esta devastará como la
anterior, no solo a Corea, sino que pondrá en el mar de fuego al territorio
estadounidense donde, según se dice, no cayó ni una bomba extranjera.
¡Estados Unidos no es omnipotente
jamás!