Se trata de una de muchas gestas
militares hechas en la pasada guerra coreana (1950-1953) en la que la joven
República Popular Democrática de Corea hizo añicos el mito de la “supremacía”
de EE.UU., portentoso modelo del sitio moderno, que llama la profunda atención
de los expertos militares del mundo.
La parte
estadounidense-surcoreana, apenas desató el 25 de junio de 1950 la contienda,
se enfrentó a la poderosa contraofensiva del Ejército Popular de Corea, se vio
obligada a retirar hacia el sur, definió Taejon como su “capital provisional” y
formó aquí la línea de defensa inexpugnable” para frenar definitivamente la
mencionada ofensiva.
EE.UU. envió para Taejon todos
los huestes de su división de infantería 24 y los restantes surcoreanos, así
como dos divisiones como refuerzo, para mantener a todo trance la línea de
Taejon y conseguir una ocasión para pasar de la retirada a la contraofensiva.
Una colosal cantidad de efectivos, armas y equipos técnicos de combate de parte
estadounidense afluyeron a la zona de Taejon.
En cuanto a la batalla que se
librara en esta zona, los medios informativos y de prensa del mundo se
apresuraron a conjeturar y juzgar a su manera. Los medios de prensa
occidentales comentaron que de la parte sudcoreana el despliegue de la fuerza
principal del octavo ejército estadounidense iba a terminar y la primera etapa
de la guerra, a finalizarse y a la par de esto el ejército norcoreano perdió la
oportunidad para obtener la victoria.
En eso la realización de la
operación de liberación de Taejon del EPC pasó algo imprevisto.
Las unidades combinadas en la
ruta principal avanzaban hacia Taejon según el plan de operaciones, pero otra
que tenía misión de llegar al sureste de Taejon para cercar este, se encontró
en la línea de Chongju con pertinaz resistencia de los enemigos superiores en
número no pudiendo acelerar la velocidad de avance.
El éxito en el sitio depende de
la celeridad con la que se hace este y el grado de perfeccionamiento de lo
mismo. Si se dejara tal como era el estado, el sureste de Taejon estaría
desocupado y si se permitiera esto, la división de infantería motorizada 1 y la
de infantería 25 estadounidenses llegarían a Taejon, uniéndose con sus
cómplices del lugar.
De quién ganaba primero el tiempo
dependía el destino de la operación.
Los ambos beligerantes se
empeñaron cuanto podían en ganar tiempo partiendo respectivamente de la
posición de ataque y de la de defensa. Las reflexiones de los expertos en
operaciones de ambas partes se enfocaron en la línea Chongju, donde las tropas
estadounidenses resistieron a muerte al ejército norcoreano para detener de
continuo su avance y este último para pasarla cuanto antes.
En eso, Kim Il Sung, el entonces
Comandante Supremo del EPC, con miras a arreglar la situación de la guerra e
impulsar tal como planeaba la operación de liberación de Taejon, acudió en la
comandancia del frente y convocó la reunión de operaciones, donde advirtió no
solo tratar de romper la defensa enemiga en la línea de Chongju sino enviar con
rapidez a la unidad que había avanzado hasta Ronsan, en el suroeste de Taejon,
descuidado por todos, al sureste de Taejon para cercar este, algo más práctico
que se ajustaba con la topografía de Corea que tiene muchos montes y limitada
la carretera, y original que nadie podía pensar.
La historia de la guerra mundial
enseñaba que el asedio de la gran unidad combinada se realizaba generalmente
con el método de que las tropas que atacan por frente y otras que por ambos
flancos, se unen en un punto y de formar frentes en el interior y exterior del
sitio. Pero, para esto se necesitaban varias carreteras y más fuerzas de
ataque. Por tanto, el existente método de asedio no se concordaba con la
realidad concreta de Norcorea con muchos montes y muy limitada la carretera y
que combatía al enemigo superior en número y en lo técnico.
La advertencia de Kim Il Sung
hizo posible rodear sigilosamente al enemigo por los flancos y la retaguardia
llevándose armamentos ligeros y cómodos y yendo por las estribaciones, cortarle
la retirada, cercarlo sin ser restringido por la carretera y la falta de las
fuerzas o de equipamientos y propinarle improvisados golpes por flancos y
detrás, desintegrándolo con más facilidad y prontitud.
En acato a su propósito, los
guerreros de una unidad combinada del EPC que estaba en la línea de Ronsan,
llevándose a cuestas cada uno impedimentas de 20 a 30 kilogramos y traspasando
escabrosos montes cubrieron en una noche la distancia de 40 kilómetros y
cortaron el camino de retiro del enemigo en Taejon, que no lo sabía.
Por fin, el 20 de julio de 1950,
a las 5, Kim Il Sung dictó orden de ataque general a la ciudad de Taejon.
Los invasores estadounidenses y
surcoreanos metidos en un callejón sin salida como la rata en la tinaja,
murieron en masa. Dean, jefe de división estadounidense 24, que vergonzosamente
puesto de uniforme de soldado, se ponía en fuga, cayó en mano de un soldado
norcoreano.
En Taejon el ejército norcoreano
dio baja, puso fuera de combate y capturó a 24 mil 228 enemigos y destruyó y
arrebató, más de 1 000 camiones, más de 150 cañones de varios calibres, 49
tanques y más de 20 mil armas de tiro de varios tipos. La división de
infantería estadounidense 24 y las huestes surcoreanas que defendían Taejon
fueron demolidas por completo.
He aquí una queja de la autoridad
militar estadounidense de aquel tiempo:
Ellos (huestes norcoreanas),
recurrieron a la táctica de atacar por frente a los de defensa, impedirles el
libre movimiento e imponerles que se retiraran, de un lado y del otro, avanzar
hacia la retaguardia de los adversarios con el método de dar rodeo o penetrarse
y cortarle la retirada… Se trata de una táctica que los comandantes
estadounidenses no comprendieron hasta cuando ello era innecesario.