La guerra coreana estalló el 25
de junio de 1950, pero se inició, diríase, cuando EE.UU. ocupó el Sur de Corea.
Como el entonces presidente
estadounidense Harry Spencer Truman hubiera escrito en sus memorias que definir
la paralela 38 como la línea divisoria de Corea fue propuesto por EE.UU., este
consideró la inminencia de la derrota de Japón como momento decisivo cuando
pudiera realizar su estrategia de dominación de Corea que venía madurando por
los siglos y tramó ardid para ocupar Sudcorea.
El 13 de agosto de 1945 la
reunión del estado mayor conjunto estadounidense ordenó a Douglas MacArthur,
comandante de las tropas estadounidenses en el Extremo Oriente, recibir la
carta de capitulación del ejército japonés en Sudcorea y otras regiones de las
que EE.UU. se responsabilizaría según el “acuerdo” bilateral EE.UU.-URSS., y
este a Hodge, jefe del 24° cuerpo de ejército estadounidense, la del ejército
japonés y representar a EE.UU. para ocupar a Sudcorea y dominarla. Así EE.UU.
ocupó sin derramar sangre la región sur del paralelo 38 de la Península
Coreana, premisa lógica y preludio de la guerra agresiva de EE.UU. contra la
RPD de Corea. No es casual que en un libro estadounidense titulado “Historia
moderna de América” se leyera que en realidad la guerra de Wall Street contra
el pueblo coreano se inició en el momento en que sus generales se habían puesto
sus pies en Sudcorea, o sea en septiembre de 1945.
Después de apoderarse de
Sudcorea, EE.UU. impulsó de manera planificada los preparativos para desencadenar
una guerra en Corea, uno de los cuales fue la fabricación del ejército títere
surcoreano. En noviembre de 1945 instauró la “comandancia de defensa nacional”
y emprendió la organización y composición del ejército títere. Lo aumentó en
forma escalonada para asegurarle la “superioridad de 10 a uno” sobre las
fuerzas armadas norcoreanas, lo instruyó y entrenó a la usanza estadounidense y
tomó la prerrogativa sobre lo mismo.
En 1949 entregó a Sudcorea
bastante equipamiento militar para armar a 50 mil huestes y con posterioridad
le ofreció adicionalmente la ayuda militar por valor de más de 87 millones de
dólares. En enero de 1950 el plan de la guerra coreana de EE.UU. fue aprobado
por unanimidad en el Estado Mayor Conjunto de EE.UU. y Robert, jefe de la
delegación de los asesores militares estadounidenses, dijo al entonces
presidente surcoreano Syngman Rhee: El ataque a Norcorea ya está decidido. No
queda mucho tiempo hasta cuando este se lleve a vías de hecho. El asalto lo
iniciaremos, pero para esto nos vemos obligados a preparar algo que pretextar.
Douglas MacArthur sostuvo el 17
de febrero de 1950 una conversación confidencial con Syngman Rhee donde dio a
éste la directiva de empezar el asalto a Norcorea antes de julio.
EE.UU. realizó entre el abril y
el junio de 1950 el reemplazamiento de las tropas surcoreanas.
El 17 de junio del mismo año John
Foster Dulles llegó a Sudcorea como misionero especial de Harry Spencer Truman
y en la trinchera del paralelo 38 revisó definitivamente el plan de la guerra. Después
de hacerlo otra vez, ordenó al ejército surcoreano:
Propague que Norcorea es agresor
y a la par de esto, la asalte. …Resista dos semanas y durante este tiempo
EE.UU. apelará a la ONU que Norcorea atacó a Sudcorea y logrará que esta
organización internacional movilice en nombre suyo las fuerzas terrestre, naval
y aérea y que todo marche sin complicaciones.
Por otra parte, EE.UU. completó
la disimulación y la defraudación para el desencadenamiento de la contienda.
En vísperas de este maniobró
sigilosamente para evacuar a los suyos. Entonces en Sudcorea había más de 2 mil
familiares de los militares estadounidenses y otras personas no combatientes.
EE.UU. retiró a Japón a los familiares de los miembros de su embajada en avión
transportador escoltado por las cazas y a los de otros y las personas no
combatientes en aviones y naves transportadoras.
A la par de esto, hizo mover a
las figuras de alto rango bajo los rótulos como el reposo semanal, el viaje, el
banquete, etc., tratando de ocultar su verdadera naturaleza propia del
provocador de la guerra. El 24 de junio, por la mañana Truman, “para pasar
tranquilo el fin de la semana junto con su esposa e hija en el estado
Missouri”, salió en avión de uso particular de Washington. El mismo día Dulles
hizo correr el rumor de que “está de turismo en Japón”. También Syngman Rhee,
en vísperas de la guerra, se refirió mucho a la abolición de la ley marcial de
emergencia, el permiso de la salida del cuartel y el hospedaje fuera de este de
sus militares, el banquete, etc., todo mentira y disfraz.
He aquí la afirmación de un
oficial de estado mayor del 17° regimiento del ejército surcoreano de aquel
tiempo.
“El 24 de junio de 1950 fue el
sábado, pero a nosotros, los oficiales, se nos prohibió la salida y mandó
esperar para la guerra. Por la noche recibimos la orden secreta de pasar el 25,
por la madrugada, el paralelo 38, iniciando la acción militar contra Norcorea.”
Johon Osborn, que era
corresponsal especial de “Life” estadounidense para Sudcorea, dijo: “En cuanto
al inicio de la guerra no tuvimos precedentes de que estuvimos tan
completamente preparados para esta guerra.”
Por fin, EE.UU., instigando al
ejército surcoreano, emprendió el 25 de junio de 1950, a las 4 de la madrugada,
el improvisado asalto armado contra Norcorea a lo largo del paralelo 38,
desatando la guerra coreana (1950-1953) calificada como la más encarnizada en
el tiempo posterior a la Segunda Guerra Mundial.