lunes, 29 de junio de 2009

El Líder del pueblo

Hace 15 años que el Presidente de Corea Kim Il Sung falleció, pero es respetado como cuando estaba vivo y vive en el corazón de su pueblo por sus grandiosas hazañas acumuladas en toda la vida para el pueblo, y también por sus cualidades populares.
El nació como hijo del pueblo e hizo todo lo posible para el pueblo.
En Mangyongdae, de Pyongyang, se conserva todavía su casa natal donde pasó su infancia. Es una choza de alero bajo, agobiada por decirlo así por la ocupación militar japonesa (1905-1945), que se podía ver por aquel entonces en cualquier parte de Corea. Conserva aun huellas de sufrimientos y martirios que padecía la nación coreana.
El creció experimentando en carne propia el deplorable destino de la nación que gemía en medio de una extrema pobreza y privación de derechos. A los diez años tomó el camino de la revolución con la decisión de acabar con el dominio colonial del imperialismo japonés y construir un nuevo mundo donde el pueblo es dueño. Tenia en su corazon al pueblo sufrido y llevaba siempre la fe y voluntad de asegurarle una vida libre y feliz.
De ese amor al pueblo nacieron tanto la idea Juche, que creó al inicio de su lucha revolucionaria, de que las masas populares son dueñas de la revolución y la construcción y tienen fuerzas para llevarlas adelante, como el gobierno revolucionario popular, también por él fundado como original forma del poder en las zonas de bases guerrilleras en el período de la lucha armada antijaponesa. La reforma agraria que realizó tan pronto como cumplió la causa de la liberación (15 de agosto de 1945) para hacer realidad el anhelo secular del campesinado que ocupaba la absoluta mayoría de la población coreana, partió de su noble deseo de consagrarse para el pueblo. En virtud de su ideal de "considerar al pueblo como el cielo" se han implantado los sistemas de asistencia médica y de enseñanza gratuitas y generales, y Corea se hizo el primer y único país del mundo sin impuestos. Sus hazañas de haber implantado en Corea un auténtico régimen socialista centrado en las masas populares brillarán eternamente
El Presidente Kim Il Sung compartió la pena y alegría con el pueblo sin tener distancia alguna son él.
Su credo era que la revolución es, en esencia, una obra para el pueblo y triunfa sin falta si se apoya en él.
Durante la lucha antijaponesa, aunque el pueblo lo respetaba como líder que lo salvaría, decía que el también era hijo del pueblo como los demás, y aunque era el Comandante en jefe de la guerrilla hacia leñas y llevaba agua del rió helado para ayudar a los dueños las casas donde se hospedaba.
Después de la liberación de Corea, a pesar de su condición de jefe de Estado, tomaba comidas sencillas diciendo que debía comer como igual que el pueblo. Considerándose servidor al pueblo, no se permitía ningún privilegio y beneficios especiales, y compartía con el pueblo sus dolores. Fue un día inmediatamente después de la guerra coreana (1950-1953) cuando el Presidente se encontró con un anciano rural quien perdió en la guerra a más de 10 familiares. El Presidente se había despedido de el para seguir la visita a otros lugares, pero era tan grande el dolor de su corazón que volvió a la casa del anciano para pasar la noche junto a el en su morada rustica, compartiendo el trago de consuelo.
De verdad, durante toda la prolongada trayectoria de lucha revolucionaria para emprender y cumplir con la causa de la independencia del pueblo, el Presidente siempre ha encontrado entre las masas populares formando con ellas un solo cuerpo.
En toda la vida el Presidente Kim Il Sung ha gozado de absoluta confianza apoyo de los pueblos.
A su deceso, la prensa mundial lo calificó como el veterano político con la más larga trayectoria como jefe de Estado. El hecho de que el Presidente Kim Il Sung estuvo dirigiendo al país y al pueblo durante casi 50 años desde 1945, tras la liberación del país, se debe a la absoluta confianza del pueblo.
En cada momentos difíciles, el pueblo coreano depositaba en el su absoluta confianza y hasta sus destinos.
Durante la guerra coreana, en que todo se ha reducido en cenizas por los bombardeos y destrucciones de los invasores americanos, ha habido una mujer obrera quien le dijo que no se preocupara por la reconstrucción del país. Después de la guerra cuando en la revolución socialista y la construcción del cimiento socialista en el país pasaban pruebas, una anciana, llamada luego “abuela de Thaesong", le dijo que el pueblo apoyaba solo a él. El apoyo absoluto y la unión estrecha del pueblo en torno a su Líder fueron la llave importante que hizo la realidad la conversión del país en una invencible potencia socialista, independiente, auto sostenida y autodefensiva.
El Presidente Kim Il Sung seguirá eternamente en el corazon de los pueblos progresistas del mundo.

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