El
gran camarada Kim Il Sung (15 de abril de 1912-8 de julio de 1994) es el eterno
Presidente de la RPD de Corea. Al margen de él es imposible imaginar no solo el
ayer y hoy sino también el futuro de Corea.
La
ocupación militar de este país asiático por el imperialismo japonés acaecida a
principios del siglo pasado le forzó a su población a vivir una esclavitud
colonial, a cuya historia de alrededor de 40 años puso fin el mismo Kim Il
Sung.
A
edad temprana de diez y tantos años, él emprendió el camino de la revolución,
concibió la idea Juche y la de Songun y bajo su bandera organizó y desarrolló
la Lucha Armada Antijaponesa. El Ejército Revolucionario Popular de Corea (el
actual Ejército Popular de Corea) creado por él desencadenó una encarnizada
lucha armada durante 15 años, aplastando en agosto de 1945 al ejército invasor
del imperialismo japonés y logrando la histórica causa de liberación de la
patria.
Por
lo tanto el pueblo coreano enalteció tempranamente a él como el Sol de la
nación, el héroe legendario y el salvador de la nación.
Después
de la liberación de la patria, Kim Il Sung fundó el Partido del Trabajo de
Corea y en seguida, la República Popular Democrática de Corea.
A
partir de entonces, siendo líder del Partido y Estado, dirigió al pueblo
coreano durante casi 50 años.
En
el período de su mandato tomó como su inconmovible guía directriz a la idea
Juche, consistente en que las masas populares son protagonistas de la
revolución y su construcción y en ellas mismas estriba la fuerza que las
impulsa. Esta idea dilucida el exacto camino para forjar el destino de las
masas populares e hizo factible nacer una nueva época de la historia, la de
independencia. Hoy también la Juche deviene la inmutable idea rectora del PTC y
de la RPDC.
Además
Kim Il Sung preparó el firme cimiento de la Corea socialista. Al llevarse a
cabo feliz en Corea bajo su dirección la revolución democrática
antiimperialista y antifeudal y la socialista, así como su construcción, se
establecieron el singular régimen socialista concentrado en las masas populares
y el poderoso Estado socialista independiente en la política, autosuficiente en
la economía y autodefensivo en la defensa nacional.
En
virtud de él se logró la cohesión y unidad entre el Líder, el Partido y las
masas populares, el sostén socio-político de la RPDC, y toda la sociedad formó
una gran familia.
Kim
Il Sung, percatado exactamente de la importancia de la autosuficiencia
económica en la construcción socialista, presentó la línea sobre la edificación
de la economía nacional autosuficiente y dirigió enérgicamente la labor por
llevarla a vías de hecho, asentando una sólida base de la economía
autosuficiente, cuyo potencial gigante se expresa fehacientemente en la
actualidad de Corea que hace alarde de su ímpetu como una potencia cósmica que
fabrica y lanza con su propia fuerza y técnica satélites artificiales de la
Tierra.
Además
teniendo por el primer asunto importante relacionado con el destino del país y
la nación el fortalecimiento de la capacidad defensiva nacional, prestó
primordial atención en intensificar el ejército y desarrollar la industria de
defensa nacional. Como resultado, el Ejército Popular de Corea se desarrolló
como fuerzas armadas revolucionarias preparadas tanto en lo ideo-político como
en lo militar y técnico y pertrechadas de los poderosos medios de ataque y
defensa. Si Corea no hubiera dedicado desde los comienzos de su fundación una
gran fuerza en el fortalecimiento de la capacidad defensiva nacional
ateniéndose al principio de dar preferencia a los asuntos militares, no habría
vencido al imperio estadounidense, que se jactaba de la “supremacía” mundial,
en la guerra estallada a principios de la década de 1950. Durante decenas de años
después de dicha contienda, Corea ha venido avanzando indoblegablemente por el
camino socialista superando a cada paso los incesantes desafíos de la potencia
imperial, lo cual se debió a que ha venido reforzando su capacidad defensiva.
Si no hubiera contado con la tal fuerza de disuasión de guerra, Corea se habría
convertido otra vez en víctima de la agresión armada por la insensata política
estadounidense de hostilidad contra ella.
De
hecho, el sostén político, económico y militar consolidado por Kim Il Sung
constituye una firme garantía para que la Corea socialista salga victoriosa
siempre.
A
lo largo de su vida, él se consagró enteramente en aras de la independencia y
prosperidad del país y la felicidad del pueblo acumulando imborrables proezas a
favor de la patria y su población, razón por la cual los coreanos, hoy también,
lo enaltecen invariablemente como eterno Presidente de la República.
El
camino de independencia, el de Songun y el de socialismo forjado por Kim Il
Sung sigue continuándose brillantemente por Kim Jong Un en pos de Kim Jong Il
(1942-2011).
En
el transcurso de la historia de la Corea socialista que coseche para siempre
triunfos, el gran compañero Kim Il Sung seguirá siendo el Presidente de la
RPDC.