KIM JONG IL
PARA COMPRENDER CORRECTAMENTE EL NACIONALISMO
Estimados amigos en el mes del nacimiento del Querido Dirigente Mariscal KIM JONG IL, les hacemos llegar este importantísimo trabajo donde se muestra la importancia de coincidir con el nacionalismo en su correcta interpretación.
Espero que sea de agrado y como siempre con el ruego de su difusión.
Un saludos a todos, un abrazo y mi agradecimiento constante.
Espero que sea de agrado y como siempre con el ruego de su difusión.
Un saludos a todos, un abrazo y mi agradecimiento constante.
Atte.
Yuri Castro Romero
Sec. General del Instituto Cultural y de Amistad Peruano coreano
¡TRABAJADORES DEL MUNDO ENTERO, UNIOS!
KIM JONG IL
PARA COMPRENDER CORRECTAMENTE EL NACIONALISMO
Charla con funcionarios responsables del Comité
Central del Partido del Trabajo de Corea
26 y 28 de febrero de 2002
Es importante comprender correctamente el nacionalismo.
Cuando la gente llegue a hacerlo, será posible lograr la unidad de la nación, defender sus intereses y hacer aportes a la forja de su destino.
El nacionalismo fue creado como una doctrina llamada a defender los intereses de la nación en el proceso de su formación y desarrollo. Cada nación, formada en distintas épocas, es un grupo social constituido y consolidado a lo largo de la historia, sobre la base de la identidad sanguínea, lingüística, regional y cultural, y consta de diversas clases y sectores sociales.
En ningún país o sociedad existe un individuo aislado y marginado de la nación. Todos son sus miembros, a la vez que integran determinada clase o capa social, debido a lo cual poseen identidades nacionales y clasistas. Estas, al igual que las exigencias de clases y las nacionales, están estrechamente vinculadas.
Desde luego, las clases y capas que integran la nación tienen diferentes demandas e intereses por su distinta situación socio-económica. Sin embargo, todos tienen intereses comunes relacionados con la salvaguarda de la independencia e identidad nacionales y el logro de la prosperidad del pueblo por encima de sus intereses de clase o de sector. Esto es porque el destino de la nación se identifica con el de sus integrantes y tiene implícito el de cada individuo. Nadie quiere que la identidad de su nación se vea ignorada y su soberanía y dignidad sean atropelladas. El amar a su nación, apreciar sus peculiaridades e intereses y aspirar a su desarrollo y prosperidad representa la idea, el sentimiento y la psicología comunes de sus componentes, cuyo reflejo es precisamente el nacionalismo. En otras palabras, el nacionalismo es el ideal que propugna amar a la nación y defender sus intereses. Dado que las personas viven y forjan su destino circunscritas al Estado nacional, el genuino nacionalismo se identifica con el patriotismo. Su carácter progresista reside en defender los intereses de la nación, amar a ésta y a la patria.
El nacionalismo se formuló como un concepto progresista, al paso que se formaba y desarrollaba la nación, pero en el pasado fue considerado como un ideario que abogara por los intereses de la burguesía. Es cierto que en el período del movimiento nacional antifeudal los burgueses emergentes se pusieron al frente de este bajo la bandera del nacionalismo. Es que en aquella etapa sus intereses concordaban principalmente con los de las masas populares en la lucha contra el feudalismo y por eso esa bandera reflejaba los intereses comunes de la nación.
Después del triunfo de la revolución burguesa, al desarrollarse el capitalismo y convertirse la burguesía en clase gobernante reaccionaria, el nacionalismo pasó a servir como un medio para proteger los intereses de esta clase. Debido a que la clase burguesa, disfrazando sus intereses como si fueran nacionales, utilizó el nacionalismo como instrumento ideológico para la realización de su dominio, este pasó a ser considerado como una doctrina burguesa, divorciada de los intereses nacionales.
Hay que distinguir el verdadero nacionalismo, que exige amar a la nación y defender sus intereses, del nacionalismo burgués que defiende los intereses de la burguesía. En las relaciones con otros países y naciones este se manifiesta como egoísmo nacional o exclusivismo o como chovinismo de gran potencia.
Es un ideario de índole reaccionaria que siembra el antagonismo y discordia entre los países e impide el desarrollo de las relaciones amistosas entre los pueblos de la Tierra.
La teoría revolucionaria antecedente de la clase obrera no dio explicaciones correctas sobre el nacionalismo. Prestó la atención primordial al fortalecimiento de la unidad y solidaridad de la clase obrera mundial, cuestión que se presentó en aquel tiempo como un problema esencial en el movimiento socialista, pero no se interesó como era debido por el problema de la nación. Para colmo, a causa de los grandes perjuicios que causaba el nacionalismo burgués a este movimiento, fue tildado de una corriente ideológica antisocialista, razón por la cual sería considerado incompatible con el comunismo y se vio repudiado.
Este es un criterio erróneo. El comunismo no es una doctrina que defiende únicamente los intereses de la clase obrera.
Defiende, además, los de la nación. Es una idea auténtica que ama a esta, a la patria. Lo mismo se puede decir del nacionalismo.
Amar al país, a la nación, es una idea y sentimiento común del comunismo y el nacionalismo, y constituye la base ideológica para una alianza de ambos. Por lo mismo, se puede afirmar que no hay razón ni justificación para enfrentar el comunismo al nacionalismo y repudiar este último.
El nacionalismo no está en contradicción con el internacionalismo.
Internacionalismo es ayudarse, apoyarse y solidarizarse entre los países y naciones. Dado que existen fronteras entre los países y diferencias de nacionalidades, y el proceso revolucionario y constructivo se efectúa por unidad de la nación, el internacionalismo representa las relaciones entre los países, las naciones, y tiene como premisa el nacionalismo. A decir verdad, un internacionalismo marginado de la nación y divorciado del nacionalismo no significa nada. Si uno es indiferente al destino de su país y pueblo, no puede ser fiel al internacionalismo.
Los revolucionarios de cada país deben ser leales al internacionalismo mediante los empeños, ante todo, por el desarrollo y la prosperidad de su nación.
Por primera vez en la historia, el gran Líder Kim Il. Sung ofreció una explicación correcta al nacionalismo y en la práctica revolucionaria para forjar el destino del país y la nación resolvió brillantemente el problema de las relaciones entre él y el comunismo, entre el nacionalista y el comunista. Señaló que para ser uno comunista debe ser primero un verdadero nacionalista.
Tempranamente, con la determinación de consagrar la vida en aras del país y la nación, emprendió el camino de la revolución, concibió la inmortal idea Juche, formuló, sobre esta base, la concepción original sobre la nación y esclareció de modo científico la esencia y el carácter progresista del nacionalismo.
Coordinando de modo más correcto el espíritu de clase con la nacionalidad y el socialismo con el destino de la nación, realizó la alianza entre los comunistas y nacionalistas, consolidó con firmeza los terrenos de signo nacional y clasista del socialismo de nuestro país y condujo a los nacionalistas por el camino de la construcción socialista y la reunificación de la Patria. Fascinados por la ilimitada magnanimidad y nobles cualidades humanas del gran Líder, numerosos nacionalistas rompieron con su pasado ignominioso y tomaron el camino patriótico por la unidad nacional y la reintegración del país.
Kim Ku, quien profesó el anticomunismo casi en toda su vida, en los últimos años de su existencia se alió con el comunismo y se puso al servicio de la Patria. De igual manera, el otrora nacionalista Choe Tok Sin se abrazó al seno del Líder y lució como patriota.
El gran Líder no solo apreció y defendió la independencia del pueblo coreano sino también la de los demás pueblos del planeta e hizo todos los esfuerzos, tanto por nuestra revolución como por la causa de realizar la independencia en el mundo. Se podría afirmar que en el orbe no hubo tan gran hombre como nuestro Líder, quien consagró toda su vida a la independencia, soberanía y prosperidad de la nación y por el luminoso futuro de la humanidad. Fue el más firme comunista, patriota sin igual, nacionalista auténtico y a la vez ejemplo de internacionalista.
Al igual que señalara el Líder, yo también sostengo que para ser uno genuino revolucionario y comunista debe ser antes un ardiente patriota, un verdadero nacionalista. El comunista que lucha por hacer realidad la independencia de las masas populares, necesariamente debe ser un genuino nacionalista.
Quien se empeña por su pueblo, su nación, su patria, es un genuino comunista, verdadero nacionalista y fervoroso patriota.
Tal como el que no ama a sus padres y hermanos no puede amar a su país y pueblo, así tampoco se hará comunista quien no ame a su patria y nación. Seguimos fielmente la noble idea del gran Líder en cuanto al amor a la Patria, la nación y el pueblo y realizamos todos los esfuerzos para aglutinar en un haz a todos los sectores y capas de la nación y conducirlos por el camino patriótico con la política de altas miras.
En la actualidad los que se oponen al nacionalismo e impiden el desarrollo de las naciones en independencia no son los comunistas, sino los imperialistas. Para ver realizada su ambición de dominio ellos actúan artificiosamente bajo el rótulo de la “mundialización” o “globalización”.
En vista de que hoy las ciencias y técnicas se desarrollan a un alto ritmo y los intercambios económicos se impulsan fuertemente a escala mundial, hablan ruidosamente de que el ideal de la edificación del Estado nacional independiente, el amor a la patria, la nación y otros conceptos por el estilo, son “prejuicios nacionales atrasados a la época” y la “mundialización” o “globalización” es la tendencia de la misma. En el mundo de hoy, donde cada país, cada nación, allana el camino de su destino con su propia idea, régimen y cultura, no puede caber una “globalización” que abarque la política, la economía, la ideología y la cultura. Las conjuras de los imperialistas norteamericanos por la “mundialización” o “globalización” persiguen el objetivo de hacer del orbe un “mundo libre” o un “mundo democrático” de estilo estadounidense, para dominar y subyugar a todos los países y naciones.
La actual época es la de independencia. La historia de la humanidad avanza, no por la ambición de dominio de los imperialistas ni por su política de agresión, sino en virtud de la lucha de las masas populares por la independencia. Las maquinaciones de los imperialistas encaminadas a la “mundialización” o “globalización” no evitarán los fracasos frente a las enérgicas luchas de los pueblos del planeta aspirantes a la independencia.
Tenemos que rechazar terminantemente esas maquinaciones de los imperialistas y luchar resueltamente por revivificar la excelente idiosincrasia de nuestra nación y defender su independencia.
Es con este objetivo que ponemos énfasis reiteradamente en dar primacía a la nación coreana.
Actualmente la tarea más importante que enfrentamos para defender y realizar la independencia del pueblo es lograr la reunificación de la Patria. La nación coreana, que ha venido creando una larga historia y cultura y manteniendo tradiciones patrióticas, está separada en Norte y Sur por las fuerzas foráneas desde hace más de medio siglo. La división del territorio y la escisión nacional estorban el desarrollo unificado de la nación y le causan innumerables infortunios y sufrimientos. La reintegración de la Patria es la demanda vital de nuestra nación, su voluntad y aspiración unánime.
El histórico Encuentro de Pyongyang y la Declaración Conjunta Norte-Sur del 15 de Junio han abierto la nueva era de la gran unidad nacional y la reunificación independiente del país. La Declaración ha esclarecido en todos los aspectos los principios y las vías para solucionar de modo independiente, y con las fuerzas unidas de los connacionales, el problema de la reunificación de la Patria.
Es una plataforma de unidad nacional, un gran programa de reunificación de la Patria, basado en el ideal de “Entre nosotros, los connacionales” y penetrado del espíritu de amar a la Patria y al pueblo.
Apoyar, defender y realizar a carta cabal la mencionada Declaración viene a ser la garantía fundamental de la independencia, la paz y la reintegración de la Patria.
Toda la nación coreana, sosteniendo en alto la Declaración Conjunta Norte-Sur como gran programa de la reunificación, librará una enérgica lucha para alcanzar, cueste lo que cueste, esta causa histórica.