El 15 de agosto es día de la
liberación de Corea.
Este día de 1945 de hace 70
años fue para el pueblo coreano el punto de evento histórico.
Con la liberación del país,
el pueblo coreano se liberó de la esclavitud colonial del imperialismo japonés,
llegando a ser fidedigno dueño de su destino, el Estado y la sociedad, que
llevara una vida independiente y digna.
En el tiempo que va de 1905
a 1945, el imperialismo japonés sometió a Corea a la dominación represiva
medieval para exterminar no solo a aquel país sino a los coreanos mismos. Les
impuso a estos que no usaran ni su idioma ni su abecedario y que cambiaran
hasta sus apellidos y nombres por los japoneses. Destruyó y despojó a diestra y
siniestra las riquezas espirituales y culturales de la nación coreana
preparadas durante cinco milenios. Se llevó secuestrados y arrestados a más de
8,400,000 coreanos a los campos de combate y lugares de trabajos duros y a 200
mil coreanas como “consoladoras” de los militares japoneses, como esclavas
sexuales. Mató a más de un millón de coreanos.
Para el pueblo coreano que
así se encontraba ante un dilema: sobrevivir o sucumbir, la liberación no solo
significó el renacimiento nacional, sino que constituyó un suceso histórico en
virtud de lo que pasó del esclavo al dueño.
Kim Il Sung (1912-1994),
Presidente de la República Popular Democrática de Corea, que conduciendo hacia
la victoria la Lucha Armada Antijaponesa de 15 años, había realizado la
histórica causa de la liberación del país, a raíz de la liberación, primero
fundó, el 10 de octubre de 1945, el Partido del Trabajo de Corea, organizador y
orientador de toda la victoria del pueblo coreano. Bajo la dirección de esta
organización política, en Norcorea en un corto espacio de tiempo se estableció
un poder popular y se realizaron con éxito la reforma agraria, la
nacionalización de las industrias importantes, la concesión a las mujeres de
los mismos derechos que los hombres y otras reformas democráticas, merced a lo
cual el pueblo se hizo dueño del Poder, los obreros propietarios de la fábrica
y los campesinos de la tierra, y las mujeres se liberaron de los grilletes
feudales de miles de años. A base de esto, por fin se fundó el 9 de septiembre
de 1948, la RPD de Corea, primer Estado popular y democrático en el Oriente, y
Corea que anteriormente no tenía su color en el mapa del mundo, llegó a
aparecer en la palestra internacional como un digno Estado soberano e
independiente. La República practicó políticas populares, posibilitando que el
pueblo coreano, como verdadero dueño del Estado y la sociedad, llevara a sus
anchas una vida independiente y creadora. Corea se convirtió en una gran y
armoniosa familia socialista, cuyos miembros unidos en un solo cuerpo, se
ayudaran y orientaran unos a otros.
En Corea se instituyó un
régimen socialista peculiar, centrado en las masas populares, un Estado
socialista invencible, que no sería destruido nunca, y que desde su debut fue
orientado por su propia idea rectora, o sea por la Juche (idea de que el dueño del
destino de uno es uno mismo y la fuerza que lo forja la tiene también uno
mismo) y la Songun (la de priorizar los asuntos militares), las planteadas por
Kim Il Sung y enriquecidas y desarrolladas por Kim Jong Il, Presidente del
Comité de Defensa Nacional de la RPD de Corea, y las teorías y los principios
de dirección aclarados por las mismas.
Corea, según el postulado de
la idea Juche y la Songun, manteniendo constante e invariablemente la línea de
ser autóctona en la ideología, independiente en la política, autosostén en la
economía y autodefensivo en la salvaguardia nacional, antepuso firmemente la
milicia a las demás materias. Como resultado, el PTC se ha hecho el cuidador y
orientador del destino de las masas populares, el Poder estatal el responsable
de la vida poblacional y el servidor del pueblo y el Ejército Popular defensor
de la libertad y la felicidad del pueblo. La RPD de Corea se ha convertido en
un Estado socialista, soberano, independiente y autodefensivo, que nadie se
atreviera a tocar.
Retrospectivamente, después
de la Segunda Guerra Mundial el socialismo se propagó por todo el mundo, pero
no pudo menos de pasar serios contratiempos y vicisitudes. Los imperialistas
intensificaron sin cesar la ofensiva antisocialista y en varios países socialistas
apareció el oportunismo e incluso se produjo la tragedia en la que por fin el
socialismo se desplomaba en serie. Pero Corea mantuvo invariablemente enhiesta
la bandera del socialismo. La RPD de Corea, que no da ni un paso hacia atrás en
el optado camino socialista, que casi 70 años mantiene firmemente su ideología,
régimen y causa, es, de veras, objeto de admiración de la sociedad
internacional.
Lo mismo que esta historia
de varios decenios, la actualidad de Corea que registra nuevos saltos e innovaciones
en la construcción de un Estado socialista, poderoso y próspero, hace rememorar
otra vez el histórico sentido de la liberación de Corea que imprimió un viraje
a la forja del destino del pueblo y el enriquecimiento y la prosperidad del
país.