jueves, 2 de octubre de 2014

“Derrotemos al imperialismo”



Hace casi 90 años los revolucionarios coreanos de la nueva generación presentaron esta consigna. Lo reclamó precisamente la Unión para Derrotar al Imperialismo (UDI) fundada el 17 de octubre de 1926, que fue primera organización revolucionaria instituida por Kim Il Sung (1912-1994), Presidente de la República Popular Democrática de Corea y fundador de la Corea socialista.
Habiendo emprendido a la edad de poco más de 10 años la lucha revolucionaria a mediados de la década de 1920 cuando el país estaba bajo la ocupación militar (1905-1945) de Japón, se percató de que con el anterior movimiento nacionalista y comunista no era posible lograr la liberación y la independencia del país.
En eso los nacionalistas, bajo el rótulo del “rescate de la estatalidad”, hablaron mucho de la independencia del país, sin presentar vías correctas para realizarla. Lejos de convocar a las grandes masas a la lucha antijaponesa, intentaron apoyarse en las fuerzas extranjeras para alcanzar la independencia. También los seudocomunistas, autodenominándose cada cual “élite”, se entregaron a la pugna sectarista y vagaron para recibir la autorización de la Internacional.
De esta manera no es posible alcanzar nunca la liberación y la independencia del país, pensó Kim Il Sung y se decidió a allanar un nuevo camino por seguir la revolución coreana.
El que entonces cursaba el estudio en la escuela Hwasong, la militar-política en el noreste de China, instaurada por los independentistas e ilustrados patrióticos de Corea, con el objetivo de encontrar un nuevo camino de la lucha, leyó con afán las escrituras de Marx y Lenin y se las explicó y propagó activamente a los jóvenes estudiantes avanzados. Frecuentemente organizó simposios sobre los temas socio-políticos, unificando el criterio y la posición de los jóvenes estudiantes con respecto a la revolución coreana.
En este curso llegó a convencer de que para independizar el país se debía apoyar en las masas populares y no en algunos tantos de la capa superior, y en la fuerza autóctona y no en la extranjera.
Ganó a los compañeros que compartían la ideología y el propósito y pensó agruparlos en una organización.
Hizo completos preparativos y el 17 de octubre de 1926 en una modesta casa del distrito Huadian de la provincia de Jilin convocó una reunión para instaurar la Unión para Derrotar al Imperialismo y discursó bajo el título “Derrotemos al imperialismo”.
Como la UDI era, al pie de la letra, una organización para desbaratar a todos los imperialismos, también el lema lanzado por ella, fue estupendo.
Posteriormente, Kim Il Sung, en su Memorias En el Transcurso del Siglo escribiera:
“Fue tarea inmediata de la UDI derrotar al imperialismo japonés y lograr la liberación y la independencia de Corea, y su objetivo final radicaba en la construcción del socialismo y el comunismo aquí, y, a la larga, destruir a todos los imperialismos y realizar el comunismo en el mundo.”
Se trataba, en realidad, no solo de la proclamación de la guerra de vida o muerte para echar abajo al imperialismo japonés, sino también de la declaración del enfrentamiento con todos los imperialismos del planeta.
La fundación de la UDI hizo posible que la revolución coreana tuviera clara meta de lucha y estrategia y avanzara por un nuevo camino de desarrollo y el pueblo coreano mismo se responsabilizara de su destino y lo fraguara con su propia fuerza.
La revolución coreana así estrenada siempre ganó la victoria en su enfrentamiento con el imperialismo durante unos 90 años.
Bajo la dirección de Kim Il Sung los revolucionarios coreanos libraron la Lucha Revolucionaria Antijaponesa de 20 años y derrotaron al imperialismo japonés, liberando el país el 15 de agosto de 1945.
Posteriormente cuando Estados Unidos, con el objetivo de estrangular a la joven RPD de Corea (fundada el 9 de septiembre de 1948) en su cuna, desencadenó la guerra coreana (1950-1953), el ejército y el pueblo de Corea, haciendo heroica resistencia, le asestó al invasor que se jactaba de su “supremacía” en el mundo la ignominiosa derrota que fue para él la primera en su historia y defendieron con honor la soberanía y la dignidad nacionales.
También después del cese al fuego Corea puso gran empeño en el fortalecimiento de la capacidad defensiva nacional, para lo cual materializó una línea de simultanear la construcción económica y la de la defensa nacional, hizo de todo el ejército el de cuadros, lo modernizó, armó a todo el pueblo y fortificó todo el país, y siempre ganó agudos enfrentamientos políticos y militares con Estados Unidos como los casos del “Pueblo”, barco espío armado norteamericano (enero de 1968), del “EC-121”, avión espía norteamericano de gran envergadura (abril de 1969) y de Panmunjom (agosto de 1976).
Además, Corea ayudó activamente a muchos países coloniales africanos en la lucha de liberación nacional y Cuba, Vietnam y varios otros países en la lucha antimperialista, haciendo gran contribución a la realización de la causa antimperialista mundial.
A finales del siglo pasado el pueblo coreano, aun ante las vicisitudes sin precedentes acaecidas por la concentración en el país de la ofensiva antisocialista de las fuerzas aliadas imperialistas acaudilladas por Estados Unidos que lanzaron aprovechando el desplome de varios países socialistas, bajo la bandera del Songun (priorización de los asuntos militares) enarbolada por Kim Jong Il, Presidente del Comité de Defensa Nacional de la RPD de Corea, defendió firmemente el socialismo y hasta abrió el paso para la construcción de un Estado socialista, poderoso y próspero. Corea ha sido reconocida por la sociedad internacional como el baluarte antimperialista que nadie se atreviera a tocar y destruyera con nada.
La causa antimperialista iniciada por la UDI se lleva adelante irrefutablemente por Kim Jong Un, Dirigente de la RPD de Corea, quien, frente a la insensata intimidación con armas nucleares de Estados Unidos, planteó una línea de fomentar simultáneamente la construcción económica y la preparación de las fuerzas armadas nucleares y fortalece más el potencial militar nacional en todos sus aspectos, desbaratando con resolución las maquinaciones de agresión de Estados Unidos y sus seguidores.
Corea está dispuesta no solo a no perdonar ni en lo mínimo la coacción y la arbitrariedad de los imperialistas sino también a arrasar completamente a todo trance el reducto del imperialismo, promotor de la agresión y la guerra, lo cual inculca gran confianza y valor en los pueblos progresistas del mundo que reclaman el antimperialismo y la independencia.

La causa antimperialista estrenada por la UDI se realizará indudablemente.