Hace casi 90 años los
revolucionarios coreanos de la nueva generación presentaron esta consigna. Lo
reclamó precisamente la Unión para Derrotar al Imperialismo (UDI) fundada el 17
de octubre de 1926, que fue primera organización revolucionaria instituida por
Kim Il Sung (1912-1994), Presidente de la República Popular Democrática de
Corea y fundador de la Corea socialista.
Habiendo emprendido a la
edad de poco más de 10 años la lucha revolucionaria a mediados de la década de
1920 cuando el país estaba bajo la ocupación militar (1905-1945) de Japón, se
percató de que con el anterior movimiento nacionalista y comunista no era
posible lograr la liberación y la independencia del país.
En eso los nacionalistas,
bajo el rótulo del “rescate de la estatalidad”, hablaron mucho de la
independencia del país, sin presentar vías correctas para realizarla. Lejos de
convocar a las grandes masas a la lucha antijaponesa, intentaron apoyarse en
las fuerzas extranjeras para alcanzar la independencia. También los
seudocomunistas, autodenominándose cada cual “élite”, se entregaron a la pugna
sectarista y vagaron para recibir la autorización de la Internacional.
De esta manera no es posible
alcanzar nunca la liberación y la independencia del país, pensó Kim Il Sung y
se decidió a allanar un nuevo camino por seguir la revolución coreana.
El que entonces cursaba el
estudio en la escuela Hwasong, la militar-política en el noreste de China,
instaurada por los independentistas e ilustrados patrióticos de Corea, con el
objetivo de encontrar un nuevo camino de la lucha, leyó con afán las escrituras
de Marx y Lenin y se las explicó y propagó activamente a los jóvenes
estudiantes avanzados. Frecuentemente organizó simposios sobre los temas
socio-políticos, unificando el criterio y la posición de los jóvenes
estudiantes con respecto a la revolución coreana.
En este curso llegó a
convencer de que para independizar el país se debía apoyar en las masas
populares y no en algunos tantos de la capa superior, y en la fuerza autóctona
y no en la extranjera.
Ganó a los compañeros que
compartían la ideología y el propósito y pensó agruparlos en una organización.
Hizo completos preparativos
y el 17 de octubre de 1926 en una modesta casa del distrito Huadian de la
provincia de Jilin convocó una reunión para instaurar la Unión para Derrotar al
Imperialismo y discursó bajo el título “Derrotemos al imperialismo”.
Como la UDI era, al pie de
la letra, una organización para desbaratar a todos los imperialismos, también
el lema lanzado por ella, fue estupendo.
Posteriormente, Kim Il Sung,
en su Memorias En el Transcurso del Siglo
escribiera:
“Fue tarea inmediata de la
UDI derrotar al imperialismo japonés y lograr la liberación y la independencia
de Corea, y su objetivo final radicaba en la construcción del socialismo y el
comunismo aquí, y, a la larga, destruir a todos los imperialismos y realizar el
comunismo en el mundo.”
Se trataba, en realidad, no
solo de la proclamación de la guerra de vida o muerte para echar abajo al
imperialismo japonés, sino también de la declaración del enfrentamiento con
todos los imperialismos del planeta.
La fundación de la UDI hizo
posible que la revolución coreana tuviera clara meta de lucha y estrategia y
avanzara por un nuevo camino de desarrollo y el pueblo coreano mismo se
responsabilizara de su destino y lo fraguara con su propia fuerza.
La revolución coreana así
estrenada siempre ganó la victoria en su enfrentamiento con el imperialismo
durante unos 90 años.
Bajo la dirección de Kim Il
Sung los revolucionarios coreanos libraron la Lucha Revolucionaria Antijaponesa
de 20 años y derrotaron al imperialismo japonés, liberando el país el 15 de
agosto de 1945.
Posteriormente cuando
Estados Unidos, con el objetivo de estrangular a la joven RPD de Corea (fundada
el 9 de septiembre de 1948) en su cuna, desencadenó la guerra coreana
(1950-1953), el ejército y el pueblo de Corea, haciendo heroica resistencia, le
asestó al invasor que se jactaba de su “supremacía” en el mundo la ignominiosa
derrota que fue para él la primera en su historia y defendieron con honor la
soberanía y la dignidad nacionales.
También después del cese al
fuego Corea puso gran empeño en el fortalecimiento de la capacidad defensiva
nacional, para lo cual materializó una línea de simultanear la construcción económica
y la de la defensa nacional, hizo de todo el ejército el de cuadros, lo
modernizó, armó a todo el pueblo y fortificó todo el país, y siempre ganó
agudos enfrentamientos políticos y militares con Estados Unidos como los casos
del “Pueblo”, barco espío armado norteamericano (enero de 1968), del “EC-121”,
avión espía norteamericano de gran envergadura (abril de 1969) y de Panmunjom
(agosto de 1976).
Además, Corea ayudó
activamente a muchos países coloniales africanos en la lucha de liberación
nacional y Cuba, Vietnam y varios otros países en la lucha antimperialista,
haciendo gran contribución a la realización de la causa antimperialista
mundial.
A finales del siglo pasado
el pueblo coreano, aun ante las vicisitudes sin precedentes acaecidas por la
concentración en el país de la ofensiva antisocialista de las fuerzas aliadas
imperialistas acaudilladas por Estados Unidos que lanzaron aprovechando el
desplome de varios países socialistas, bajo la bandera del Songun (priorización
de los asuntos militares) enarbolada por Kim Jong Il, Presidente del Comité de
Defensa Nacional de la RPD de Corea, defendió firmemente el socialismo y hasta
abrió el paso para la construcción de un Estado socialista, poderoso y
próspero. Corea ha sido reconocida por la sociedad internacional como el
baluarte antimperialista que nadie se atreviera a tocar y destruyera con nada.
La causa antimperialista
iniciada por la UDI se lleva adelante irrefutablemente por Kim Jong Un,
Dirigente de la RPD de Corea, quien, frente a la insensata intimidación con
armas nucleares de Estados Unidos, planteó una línea de fomentar
simultáneamente la construcción económica y la preparación de las fuerzas
armadas nucleares y fortalece más el potencial militar nacional en todos sus
aspectos, desbaratando con resolución las maquinaciones de agresión de Estados
Unidos y sus seguidores.
Corea está dispuesta no solo
a no perdonar ni en lo mínimo la coacción y la arbitrariedad de los
imperialistas sino también a arrasar completamente a todo trance el reducto del
imperialismo, promotor de la agresión y la guerra, lo cual inculca gran
confianza y valor en los pueblos progresistas del mundo que reclaman el
antimperialismo y la independencia.
La
causa antimperialista estrenada por la UDI se realizará indudablemente.