Con motivo de celebrarse los 53
años de la implementación de la política del Songún ideada por el gran Líder
inmortal Generalísimo Presidente Kim Il Sung, la historia ha demostrado que el Gran Líder Presidente Kim Il Sung no se equivocó al proyectar esta política que
ha mantenido a raya a los imperialistas en sus deseos de apoderarse de la
península coreana, es por ello que podemos manifestar que el tiempo y la
historia dieron la razón a este gran estadista y visionario, que sería de Corea
hoy si no fuera por la política del Songún, seguramente nos lamentaríamos
nuevamente como en épocas pasadas de las muertes de niños inocentes de la
destrucción de hospitales, de colegios debido a las ya famosas “Bombas
Inteligentes”.
Por ello nuevamente los invito a
leer este importantísimo trabajo y los otros que también tenemos publicados.
Atte.
Yuri Castro Romero
Sec. Gral. Instituto Cultural y
de Amistad Peruano Coreano
Charla con funcionarios
responsables del Comité
Central del Partido del Trabajo
de Corea
29 de enero de 2003
Hoy día nuestra revolución avanza
triunfalmente con la bandera de Songun (prioridad del asunto militar-N. del
Tr.) en alto, bajo la dirección del Partido.
Gracias a la política de Songun
de nuestra organización las fuerzas armadas revolucionarias se han fortalecido
extraordinariamente, la línea defensiva del país ha ganado en firmeza y se han
registrado grandes cambios en la revolución y construcción.
Por sus potencialidades esta
política nos ha permitido defender la Patria y la revolución, frustrando a cada
paso las maquinaciones de los imperialistas contra nuestra República y el
socialismo, así como manifestar ante todo el mundo la dignidad y el prestigio
de la Corea socialista.
Se trata de una política
victoriosa ya probada por la historia, preñada de severas dificultades y un
sable todopoderoso para la victoria en la revolución. Defender, llevar adelante
y culminar por la fuerza de las armas la sagrada causa revolucionaria iniciada
y laureada de victorias por el mismo medio representa la invariable convicción
y voluntad de nuestro Partido, que junto con todo el Ejército y el pueblo, debe
librar una tenaz lucha con la bandera de Songun en alto, para convertir el país
en una gran potencia socialista próspera, alcanzar la reunificación de la
Patria y llevar a la cima la causa revolucionaria del Juche.
La dirección de nuestro Partido
sobre la revolución mediante el Songun y su política sustentada en este mismo
constituyen el modo de dirigir la revolución, modo de la política socialista,
que presenta en el primer plano el aspecto militar entre todos los asuntos del
país y, sobre la base de la aptitud revolucionaria y la capacidad combativa del
Ejército Popular, salvaguarda la Patria, la revolución y el socialismo y
acelera con pujanza el conjunto de las labores de la construcción socialista.
Para esta política el tema militar tiene suma importancia. El Ejército es el
destacamento medular y el grueso de la revolución y su fortalecimiento es la
tarea principal. La característica esencial de ella reside en defender la
seguridad de la Patria y las conquistas de la revolución, mediante la
potenciación del Ejército Popular como invencibles fuerzas armadas revolucionarias,
constituir sólidamente el sujeto de la revolución, tomando el Ejército como su
centro, como su fuerza principal, y realizar todas las labores de la
construcción socialista con ímpetu revolucionario y combativo.
La idea y la línea de exaltar la
importancia del arma y de los asuntos militares que había concebido y mantenido
invariablemente el gran Líder, camarada Kim Il Sung, constituyen la base y el
punto de partida de la política de Songun de nuestro Partido.
Dado que la lucha por realizar la
causa de la independencia de las masas populares, causa del socialismo, viene
acompañada del enfrentamiento contra toda clase de fuerzas
contrarrevolucionarias, incluido el imperialismo, el asunto militar se presenta
como un problema vital, que decide la victoria o la derrota en la revolución,
el progreso o la ruina del país, la nación.
Solo contando con las propias y
poderosas fuerzas armadas revolucionarias, es posible salir victorioso en la
revolución, defender la revolución triunfante y forjar de modo independiente el
destino del país, la nación. Sobre el arma de la revolución descansan la
victoria de la causa revolucionaria, la soberanía, la independencia y la
prosperidad del país, la nación.
Este es el principio de la
revolución del Juche y una de sus leyes, enunciados por el gran Líder. Su
veracidad ha sido comprobada por la historia.
En los albores de sus actividades
revolucionarias el gran Líder organizó primero destacamentos armados y por la
fuerza de las armas consiguió la histórica causa de la liberación de la
Patria, y luego fundó el Partido
y el Estado. Posteriormente, en cada época y etapa de la revolución siempre
prestó atención primordial a los asuntos militares y reforzó constantemente las
fuerzas armadas revolucionarias, asegurando militarmente el victorioso avance
de la revolución y la construcción.
La política de Songun del Partido
es un poderoso modo de la política de nuestra época, heredera de las ideas y
línea del gran Líder de dar importancia al arma y a los asuntos militares, y su
profundización y desarrollo de acuerdo con los requerimientos de la situación
cambiada. Con ella defendemos hoy el gran pensamiento militar y los méritos
inmortales del Líder y los hacemos brillar en un nivel más alto, así como
allanamos el camino para el triunfo de la causa del Juche. La época de Songun
coincide con la nueva época de la revolución jucheana y representa la nueva
etapa más alta del desarrollo de nuestra revolución, que avanza victoriosamente
bajo la bandera de Songun.
La línea revolucionaria de Songun
y la política del mismo carácter son la línea revolucionaria y el modo de la
política científicos que reflejan de la manera más correcta las demandas de la
época y la revolución.
Sobre la base del análisis
científico de las circunstancias internacionales y la tendencia de la situación
en brusco cambio, a que se enfrentaba la revolución, nuestro Partido adoptó la
política de Songun.
En la década de los 90 del siglo
XX se derrumbó el socialismo en la ex URSS y otros países de Europa oriental y
se produjeron enormes cambios en la estructura política mundial y las
correlaciones de fuerzas. Los testaferros del imperialismo y los oportunistas
vociferaron que “con el fin de la Guerra Fría” llegó el tiempo de distensión y
paz, pero mientras el imperialismo esté vivo, con sus garras agresivas, nuestro
planeta no puede estar nunca tranquilo. Valiéndose del derrumbe del sistema
socialista en el orbe, las fuerzas reaccionarias imperialistas intensificaron
la ofensiva contra las fuerzas antimperialistas y de proindependencia.
Especialmente, el imperialismo norteamericano, convertido en la única potencia
del orbe, ejercía del modo más siniestro la política de agresión y guerra para
ver realizada su ambición de dominar el mundo, al tiempo que hacía uso de la
coacción y arbitrariedad en la palestra mundial, en flagrante violación de la
soberanía de otros países.
Las fuerzas reaccionarias
imperialistas concentraron la punta de ataque a nuestra República, que avanzaba
invariablemente con la bandera de la independencia y el socialismo en alto. Los
yanquis y sus seguidores intensificaron más que nunca las maniobras de agresión
militar, para aplastar con fuerza a nuestra República, al mismo tiempo que nos
presionaban en todas las esferas de la política, la economía, la ideología, la
cultura y la diplomacia, así como se nos abalanzaron por los cuatro costados
para estrangularnos. Por ello nuestra revolución se vio expuesta a severas
pruebas y dificultades nunca vistas en la historia y nosotros, enfrentados
directamente con el imperialismo norteamericano, debíamos resistir las
maniobras intensivas de esas fuerzas agresoras.
La confrontación entre nosotros y
los imperialistas es un duelo de fuerzas y el frente militar antimperialista se
ha convertido en el frente principal de nuestra revolución, en su vía
respiratoria No.1, que decidirá la existencia del país, la nación y el
socialismo. Para salvar el destino del país, la nación, y conducir al triunfo
la revolución y la construcción era indispensable reforzar el Ejército Popular
mediante la concentración de los esfuerzos en los asuntos militares y apoyarnos
en él. Por esta razón afirmamos que el Ejército representa al Partido, al
Estado y al pueblo. Si no hubiéramos fortalecido el Ejército, descuidando los
asuntos militares, ya hubiéramos arruinado lejos de impulsar la revolución y la
construcción.
Nuestra lucha antimperialista y
antiyanqui era una batalla más dura para defender la Patria y salvaguardar el
socialismo.
Solo el Ejército Popular,
destacamento armado revolucionario, podía desempeñar la misión y papel como
abanderado en la ejecución de la política de Songun. Esta tiene encarnado en sí
el implacable temple del Ejército Popular de combatir al enemigo aun cuando
caiga mil veces, así como la inconmovible voluntad y convicción de lograr la
victoria. En virtud de la heroica lucha que todo el Ejército y el pueblo,
unidos monolíticamente con el primero como centro, sostuvieron bajo la
dirección del Partido, hemos podido lograr una gran victoria, tras superar las
dificultades que le salían al paso a la revolución.
Las experiencias prácticas de
nuestra revolución demuestran que la política de Songun, que prioriza los
asuntos militares y tiene su sostén en las fuerzas armadas revolucionarias, es
el modo más poderoso de la política de nuestra época y de nuestra revolución,
capaz de garantizar con toda seguridad el victorioso avance de la causa
revolucionaria quitándose de en medio cualquier enemigo fuerte, dificultades y
pruebas. La línea revolucionaria y la política de Songun son la línea y modo de
la política de signo estratégico y revolucionario que han de ser mantenidas a
toda hora mientras exista el imperialismo en nuestro planeta con sus
maquinaciones de agresión.
La política de Songun del Partido
es un original modo de la política socialista que ha dado solución científica y
brillante al problema del grueso de la revolución.
Sobre la base de un profundo
análisis del proceso de desarrollo de la época y el cambio de las relaciones
socio-clasistas, nuestro Partido dilucidó por primera vez en la historia del
movimiento revolucionario la idea de considerar primero el Ejército y luego los
obreros y exaltó al Ejército Popular como un destacamento medular, como grueso
de la revolución. Justamente de ahí han emanado la originalidad y la invencibilidad
de la referida política.
La precedente teoría
revolucionaria del marxismo definió la clase obrera como grueso de la
revolución. A mediados del siglo XIX, el análisis de las relaciones
socio-clasistas de los países capitalistas occidentales llevó a Karlos Marx a
dilucidar que la clase obrera es la clase más progresista y revolucionaria, que
asume la misión de acabar con el dominio del capital y todo tipo de regímenes
explotadores y establecer el socialismo y el comunismo, y la definió como la
clase rectora y grueso de la revolución. Esta teoría reflejaba la realidad de
aquella sociedad capitalista. Posteriormente, en varios países tuvo lugar la
revolución socialista con la clase obrera como fuerza principal y se dio inicio
a la construcción del socialismo. Como resultado, en el proceso de cumplimiento
de la causa socialista esta teoría fue considerada una fórmula inviolable de la
revolución.
Pero, la teoría o la fórmula
expuesta por Marx hace un siglo y medio no puede adaptarse a la realidad de
hoy. Avanzó mucho el tiempo y se produjeron enormes cambios tanto en las
circunstancias sociales y las relaciones de clases, como en la situación de la
clase obrera. A medida que progresaba el capitalismo y, especialmente, a medida
que se desarrollaban rápidamente la ciencia y la técnica y se acogía la época
de la informática, la clase obrera experimentó un cambio en la base de su vida
y su trabajo fue convirtiéndose cada vez más técnico e intelectual. Los
integrantes de la clase obrera van transformándose poco a poco en intelectuales
y crece con más rapidez el número de trabajadores que sirven al trabajo
técnico, intelectual y espiritual, que el de los obreros que sirven al trabajo
físico. Por otra parte, al compás del desarrollo del capitalismo, la dominación
del capital monopolista cobra mayor fortaleza y se desbordan en gran medida las
ideas y culturas burguesas reaccionarias, lo cual ejerce fuertes influencias
negativas sobre la toma de conciencia clasista y revolucionaria de los obreros
y sobre su concientización. Tanto en vista de las circunstancias de la época
como de la realidad del trabajo de los obreros, su situación social y su
movimiento, no se puede considerar que la clase obrera de hoy es igual a la
clase obrera de la época del capitalismo industrial o de la época de la
revolución proletaria.
Las cambiadas circunstancias de
la época y las condiciones actuales requieren nuevas ideas, teorías,
estrategias y tácticas, para concientizar y organizar a las amplias masas que
se oponen al dominio del capital monopolista y a la política de agresión y de
guerra del imperialismo, formar filas medulares entre ellas y fortalecer las
fuerzas revolucionarias.
Las limitaciones de la teoría
revolucionaria del marxismo se han puesto de manifiesto también en la sociedad
socialista, donde las dueñas del Estado y la sociedad son la clase obrera y
demás masas trabajadoras populares. La anterior teoría, fundamentada en la
concepción materialista de la historia, consideró que la revolución termina
cuando la clase obrera toma el Poder y establece las relaciones de producción
socialistas. Por eso no pudo aclarar correctamente el proceso legítimo de la
construcción socialista después de triunfar la revolución, ni presentar la idea
sobre la transformación del hombre y la revolución ideológica en la sociedad
socialista. El gran Líder, camarada Kim Il Sung, presentó por primera vez en la
historia la original idea de que desde el punto de vista de las relaciones de
clases el proceso de construcción del socialismo y el comunismo es el proceso de
dotar a toda la sociedad con la conciencia de la clase obrera y dilucidó
científicamente el papel de esta en la sociedad socialista, el cambio y
desarrollo de las relaciones de clases y la legítima transformación del hombre
en la misma.
Gracias a la original teoría del
gran Líder sobre la construcción socialista y su sabia dirección, en nuestro
país todos los trabajadores, incluida la clase obrera, se han convertido en
trabajadores socialistas y todos trabajan y viven sobre la base del principio
colectivista, bajo el régimen socialista. En el proceso del cumplimiento de la
causa socialista, nuestro Partido, concediendo segura prioridad a la
transformación del hombre y la labor ideológica, armó con firmeza a las masas
populares con la idea Juche e impulsó con energía la labor de dotación de toda
la sociedad con la conciencia revolucionaria y de clase obrera. Como resultado,
se produjeron cambios radicales en la vida socio-económica de nuestro pueblo y
sus rasgos políticoespirituales.
Nuestro pueblo es un pueblo
revolucionario educado, formado y forjado en el regazo de la Patria socialista,
bajo la dirección del Partido y el Líder, un excelente pueblo, infinitamente
fiel al Partido y la revolución. Hoy en nuestra sociedad las masas populares,
unidas con una sola idea y voluntad en torno al Partido y el Líder, constituyen
poderosas fuerzas impulsoras de la construcción socialista.
Huelga decir que en nuestro país
existe todavía la diferencia entre la clase obrera y el campesinado
cooperativizado, y no se puede considerar que ha sido cumplida totalmente la
dotación de los intelectuales con la conciencia revolucionaria y de clase
obrera. La clase obrera sigue siendo el destacamento avanzado en nuestra
sociedad y posee una más elevada conciencia clasista, espíritu colectivista y
disposición revolucionaria que otros trabajadores. Más aún, está al cargo de la
industria, rama principal de la economía nacional. Especialmente los obreros de
la industria básica y de guerra desempeñan un papel muy importante en la revolución
y construcción. Por esta razón nuestro Partido aprecia a la clase obrera y
siempre presta profunda atención a elevar su conciencia revolucionaria e
incrementar su papel.
Al aplicar la política de Songun,
nuestro Partido definió como fuerza principal de la revolución, no la clase
obrera, sino al Ejército Popular, partiendo de un nuevo criterio y un nuevo
concepto sobre la materia y sobre el papel que cumple el ejército
revolucionario en el proceso revolucionario y constructivo.
La cuestión del grueso de la
revolución constituye uno de los problemas fundamentales que se presentan en el
desarrollo del movimiento revolucionario mediante el fortalecimiento de su
sujeto y el aumento de la importancia del papel que este desempeña. Qué clase,
capa o colectivo de la sociedad puede ser la fuerza principal de la revolución,
depende de la posición y papel que desempeñan en el proceso revolucionario y
constructivo, así como de su espíritu revolucionario, organizativo y su
capacidad combativa. Eso no es invariable en cualquier tiempo, sociedad o
revolución ni se resuelve únicamente sobre la base de las relaciones de clases.
Por tanto, considerar la clase obrera como la fuerza principal de la revolución
en cualquier tiempo y lugar, es una expresión de un criterio dogmático sobre la
teoría antecedente y resulta erróneo desde el punto de vista del principio.
Nuestro Partido, sin restringirse
por ninguna teoría y fórmula existentes y oponiéndose resueltamente a toda
clase de actitud dogmática y tergiversación revisionista de la teoría anterior,
fortaleció el Ejército y elevó su papel, conforme al cambio de la situación y
la demanda de desarrollo de la revolución y condujo así la revolución y
construcción por el camino de la victoria.
El que nuestro Partido presentara
al Ejército Popular como la fuerza principal de la revolución es un
requerimiento insoslayable del cumplimiento de la causa revolucionaria del
Juche, tanto desde el punto de vista de la posición y papel que desempeña el
Ejército Popular en la revolución, como desde el de su temple revolucionario y
capacidad combativa.
En la actualidad el destacamento
revolucionario que defiende la vía respiratoria No.1 de nuestra revolución es
el Ejército Popular. Este está defendiendo con el arma y con la vida el
Partido y la revolución, la
Patria y el pueblo, enfrentándose directamente al poderoso enemigo imperialista.
Sobre la bayoneta del Ejército Popular descansan la paz y el socialismo lo
mismo que la dichosa vida de altos valores de nuestro pueblo.
Esta es la sublime misión del
Ejército Popular, su pesado pero glorioso deber revolucionario, que ni la clase
obrera ni otro colectivo social puede cumplir en sustitución suya.
El Ejército Popular es el
colectivo más revolucionario, más combativo y más poderoso en nuestra sociedad.
No hay grupo más poderoso que él en el espíritu revolucionario y organizativo y
la capacidad combativa.
Además, es el más fuerte en
cuanto a la idea y convicción y es infinitamente fiel al Partido y la
revolución. Son filas combativas bien organizadas. Defiende a ultranza el
Partido y el
Líder, ejecuta de la misma manera
la política del Partido y está dispuesto a sacrificar su vida sin vacilación
por cumplir la causa de esta organización política, la causa del socialismo.
Sus oficiales y soldados, en calidad de combatientes de avanzada que defienden
con el arma la Patria y la revolución, aman más fervorosamente que nadie a su
país, tienen el firme espíritu de defender el socialismo, guardan un odio
implacable hacia los imperialistas y otros enemigos de clase y luchan
intransigentemente contra ellos. Forman un destacamento revolucionario lleno de
firme convicción revolucionaria, indoblegable voluntad e ímpetu combativo. El
Ejército Popular posee un espíritu colectivista más elevado que cualquier otro
colectivo de la sociedad y su sentido de organización, disciplina y unión es
más fuerte. Todo el Ejército está unido como un solo hombre en torno al
Comandante Supremo y se mueve al unísono, según sus órdenes y directivas; todos
sus servicios y actividades se organizan y efectúan según los requisitos de la
disciplina y el reglamento militares. El principio colectivista, el sentido de
organización y disciplina constituyen la vida del Ejército Popular y su forma
de existencia.
El fuerte espíritu revolucionario
y organizativo del Ejército
Popular es un reflejo de su
peculiaridad como un destacamento armado y su temple especial como un ejército
revolucionario y esto viene a ser la base fundamental del aumento de su
combatividad y el fortalecimiento de su poderío ideo-político.
No por participar en la
revolución ni por pertenecer a un país socialista un ejército cualquiera puede
poseer rasgos y cualidades como fuerzas armadas revolucionarias y convertirse
en el grueso de la revolución. Sea la clase obrera o el ejército, debe
concientizarse y organizarse bajo la dirección del partido revolucionario, para
ser una clase obrera revolucionaria o unas fuerzas armadas revolucionarias y
desempeñar un papel importante en la revolución. Al margen de la acertada
dirección del partido y el líder, es imposible crear destacamentos medulares de
la revolución ni agrupar a amplias masas en un destacamento revolucionario
mediante su concientización.
En virtud de la dirección del
gran Líder y del gran Partido, nuestro Ejército se ha fortalecido como genuinas
fuerzas armadas revolucionarias y como invencibles agrupaciones militares y han
llegado a cumplir magníficamente con su gloriosa misión y deber como
destacamento medular de la revolución, como su grueso.
El gran Líder, camarada Kim Il
Sung, dilucidó originales principios y métodos para la constitución de las
fuerzas armadas revolucionarias y los materializó brillantemente, gracias a lo
cual el Ejército Popular se ha convertido en modelo de ejército revolucionario
y se han preparado las bases duraderas de su constante fortalecimiento y
desarrollo. De igual modo hizo de él un ejército del Partido y del Líder, un
ejército verdaderamente popular, y lo convirtió en destacamentos armados que
poseen la firme idea y convicción, dotados de magníficos rasgos ideo-políticos,
dignos del ejército revolucionario. Bajo su sabia dirección se creó y
desarrolló una industria de guerra independiente y moderna y se preparó la base
material y técnica para modernizar todo el Ejército. Los inmortales méritos que
el gran Líder realizó en el proceso de formación de las fuerzas armadas son de
los méritos más valiosos realizados por él en la revolución y sirven hoy de
sólida base, de inapreciable capital, para nuestros empeños por dar mayor
fortaleza al Ejército Popular y aplicar la política de Songun.
Sobre la base de los magníficos
méritos del Líder en la construcción de las fuerzas armadas, nuestro Partido
exaltó al Ejército como abanderado y grueso de la revolución de Songun y
concentró todos los esfuerzos en su fortalecimiento. Visitando
ininterrumpidamente a las unidades del Ejército se encontraba siempre entre las
masas de militares, los atendió y guió con amor y confianza, e intensificando
decisivamente la labor política y partidista en el Ejército lo educó y forjó
por vía revolucionaria y le aseguró todo lo que fuera necesario, sin escatimar
nada. De acuerdo con las características de la guerra moderna y los
requerimientos de la aguda situación, el Partido los armó con nuestra propia y
original estrategia y táctica y tomó medidas revolucionarias para fomentar
trascendentalmente sus preparativos técnico-militares. Gracias a la enérgica
dirección del Partido se registraron grandes cambios en los rasgos
ideopolíticos y el estilo de actuar de los militares y la capacidad combativa y
el poderío del Ejército adquirieron mayor fortaleza.
Este, siendo, literalmente,
ejército del Partido, del Líder y del Comandante Supremo, se ha convertido en
fiel agrupación revolucionaria, impregnada del espíritu de defender a vida o
muerte la Dirección de la revolución, y toda ella, desde el Comandante
Supremo hasta el último soldado,
se ha hecho un sólido cuerpo unido sobre la base de la camaradería
revolucionaria.
En su seno se ha establecido
firmemente el sistema de dirección partidista e implantado el estilo militar
revolucionario y se exhiben altamente los bellos rasgos de unidad entre los
superiores y los inferiores, entre los oficiales y soldados, así como los de
armonía de los cuadros militares y políticos.
Sus nobles rasgos ideo-políticos,
su temple revolucionario y su ánimo combativo se expresan de modo concentrado
en el espíritu de militar revolucionario. Este espíritu, que se ha creado y se
manifiesta ampliamente en el seno del Ejército Popular bajo la dirección del
Partido, representa su propio y noble espíritu revolucionario, cuya médula son
el espíritu de defender a vida o muerte al Líder, cumplir a ultranza sus
órdenes y el de sacrificio heroico. Es el espíritu de vida o muerte con que los
soldados del Ejército luchan con la disposición de consagrar su juventud y vida
por el Partido y el Líder, por la Patria y la revolución; es, asimismo, el
espíritu revolucionario invencible con que hacen frente y rechazan cualquier
enemigo potente y superan toda clase de dificultades y pruebas.
El espíritu revolucionario de los
militares del Ejército Popular simboliza y representa la gran época de Songun y
sirve de arma ideo-espiritual, revolucionaria y combativa para crear prodigios
y realizar proezas en la revolución y construcción. En la época de Songun,
también la clase obrera debe ser dotada de este espíritu para cumplir con su
deber principal de clase y con su misión, y los demás trabajadores deben
asumirlo para mantener y hacer brillar más su honor como dueños del Estado y la
sociedad, como trabajadores socialistas. Cuando todo el Ejército y el pueblo,
unidos monolíticamente en torno al Partido, vivan y combatan con el espíritu
revolucionario y el estilo de actuar de los militares, en este mundo no habrá
enemigos que puedan rivalizar con nosotros ni existirán baluartes que no
podamos conquistar.
Nuestro Ejército Popular es el
creador, el pionero y la encarnación del referido espíritu que representa la
época actual, y las filas de combate más poderosas que defienden la primera
línea del frente de nuestra revolución, por lo cual es el abanderado de la
revolución de Songun, además de ser su destacamento medular y su fuerza
principal, y hace gala del honor de serlo.
La política de Songun, que tiene
su sostén principal en el Ejército Popular, permite mantener con firmeza el
ideal y el principio fundamentales de la revolución y materializarlos de modo
más consecuente. El socialismo es el ideal fundamental de nuestra revolución
encaminada a realizar completamente la independencia de las masas populares en
tanto que la sociedad socialista es la encarnación de las demandas y aspiración
de la clase obrera. Al margen de estas demandas connaturales y su principio
clasista no se puede realizar la independencia de las masas populares ni llevar
a la cima la causa socialista. Nuestra lucha por convertir el país en una gran
potencia socialista próspera y lograr la reunificación de la Patria se lleva a
cabo en medio de la enconada batalla de clases contra el imperialismo
norteamericano y otros enemigos. La complicada y severa situación en que se
halla nuestra revolución requiere que en todas las esferas agucemos más aún el
filo de la lucha de clases y observemos más estrictamente el principio de la
clase obrera, el principio revolucionario. Nuestro Partido ha levantado la
bandera de Songun en medio de un agudo enfrentamiento con el imperialismo. Nuestra
arma es un arma de clase, de la revolución, y la más poderosa de la lucha de
clases contra el imperialismo.
El espíritu de militar
revolucionario, espíritu de nuestro Ejército, es la máxima expresión de la
conciencia y el espíritu revolucionario de la clase obrera. En la actualidad,
frente a las demandas de la época de Songun, nuestro Partido se muestra aún más
exigente por mantener estrictamente el principio de clase, principio
revolucionario, en todas las esferas de la revolución y construcción, y por
intensificar la educación clasista y revolucionaria entre los militares y el
pueblo. Se trata de exigencias irrenunciables. Si nuestros militares y la
población se dotan sólidamente con la conciencia clasista y el espíritu de
militar revolucionario en acato a la dirección del Partido mediante el Songun,
la posición clasista del socialismo llegará a adquirir mayor fortaleza y la
causa socialista se mantendrá y se coronará con la victoria por muy difícil que
sea la situación.
La política de Songun de nuestro
Partido es la más poderosa y digna política de independencia que tiene
encarnada la idea Juche.
La independencia representa la
vida del ser social, de las masas populares y del país, la nación. Y la idea
Juche centrada en el ser humano, es la idea de independencia. Todas las luchas
revolucionarias se efectúan para alcanzar la independencia. La idea Juche
combina correctamente el amor hacia las masas populares con el amor hacia el
país, la nación, y la independencia de las primeras con la de los segundos, e
indica de modo científico el camino para lograrlo. Una política que defiende y
realiza la independencia de las masas populares y del país, la nación, sobre la
base del fundamento y el principio de dicha idea, viene a ser la más
revolucionaria y científica política, impregnada de amor al país, a la nación y
al pueblo.
Nuestra política de Songun basada
en las invencibles fuerzas armadas revolucionarias es una política de
principios, justa y de índole antimperialista y pro independentista, llamada a
garantizar y defender con lealtad las demandas por la independencia de las
masas populares y sus intereses, la soberanía y dignidad del país y la nación,
de las agresiones de toda clase de reaccionarios imperialistas. Es, asimismo,
una sublime política que encarna el amor al país, la nación y el pueblo.
Nuestro Ejército Popular, en tanto que fuerzas armadas revolucionarias
autodefensivas, está salvaguardando con dignidad y por la fuerza de las armas,
el Partido y la revolución, la ideología y el régimen, la Patria y el pueblo,
así como defiende la seguridad del país y la paz, frustrando las maniobras de
los enemigos para provocar una guerra. En virtud de esta política, incluso en
situaciones muy complicadas y críticas como hoy, proseguimos la revolución y
construcción a nuestra manera y justamente según nuestra idea y convicción, de
acuerdo con la realidad del país y los intereses de la revolución con la
bandera de la independencia en alto. Es gracias a nuestra poderosa capacidad
militar y nuestra invencible estrategia y tácticas que lo hacemos todo según
nuestro propósito y voluntad, sin restringirnos por nada, manteniendo con
firmeza la posición independiente en el terreno político y rechazando
resueltamente todo tipo de intervenciones y presiones extranjeras. Y gracias a
la política de Songun, nuestra independencia se ha hecho inconmovible y nuestra
Patria socialista hace gala de su dignidad y honor, su prestigio y poderío como
baluarte de la independencia. Se trata de una política para el pueblo por
excelencia, que defiende y asegura su derecho a la independencia y sus
intereses esenciales, por eso éste la apoya absolutamente y la sostiene con
fidelidad.
El estandarte de Songun que
enarbola el Partido atiza la conciencia de independencia, autoestima, orgullo y
honor nacionales de los coreanos del Norte, el Sur y el extranjero. Es una gran
bandera nacional que indica a la nación el camino de la unidad y el
florecimiento.
La justeza, las ventajas y la
gran vitalidad de la idea y política de Songun de nuestro Partido son probadas
por la práctica revolucionaria y se manifiestan cada día más palpables en la
realidad.
Sobre todo, en virtud de la
dirección del Partido mediante el Songun, la posición militar de nuestra
revolución ha adquirido una firmeza de acero.
En la lucha por la independencia
y el socialismo contra el imperialismo, el poderío militar viene a ser el
factor No.1, que determina la capacidad del país y, si se mantiene a raya al
enemigo en el frente militar, es posible salir victorioso en todos otros
frentes. El Ejército Popular se ha fortalecido como fuerza armada
revolucionaria sin enemigo y la Patria socialista se ha presentado con la
frente bien alta en la palestra mundial como una potencia militar. En medio del
agudo enfrentamiento político- militar con el imperialismo hemos ganado
sucesivas victorias y defendido la Patria, la revolución y el socialismo,
haciendo añicos todas las maniobras de agresión de los enemigos.
Los relevantes éxitos y proezas
que logramos en la esfera militar se deben a la dirección del Partido mediante
el Songun y a su política de la misma índole. Son, asimismo, pruebas
fehacientes de su justeza y poderío. El hecho de que con su dirección mediante
el Songun nuestro Partido haya fortalecido la posición militar de la
revolución, cuya médula es el Ejército
Popular, como un inexpugnable
baluarte, deviene garantía fundamental para el cumplimiento de la causa
revolucionaria del Juche.
En la época de Songun las filas
revolucionarias se estrecharon con mayor solidez y la unidad monolítica de
nuestra sociedad adquirió mayor fuerza.
Actualmente nuestros soldados y
habitantes van uniéndose sólidamente con verdaderos lazos camaraderiles, que
les inducen a compartir la vida y el riesgo de la muerte en el camino de la
revolución de Songun, bajo la dirección del Partido, y en toda la sociedad
reina el hermoso rasgo de unión entre el Ejército y el pueblo. Los soldados
sirven con abnegación para el pueblo y éste ama a aquellos como si fueran sus
propios familiares, les ofrece sincero apoyo y de ellos aprende el espíritu de
militar revolucionario y el estilo de actuar, como resultado de lo cual el
Ejército y el pueblo coinciden en pensar y obrar. En esta época de Songun el
Ejército Popular desempeña el papel medular y precursor en todas las esferas de
la revolución y construcción. El pueblo lo aprecia como algo muy valioso,
exhibiendo el noble estilo de ayudarlo y respaldarlo, debido a lo cual la
unidad entre ambos, de signo camaraderil, se ha hecho más estrecha todavía.
Al calor de la política de Songun
de nuestro Partido y de su política de amor a los soldados y habitantes, la
solidaridad monolítica de nuestra sociedad se ha consolidado y desarrollado a
una nueva altura, como unidad de todo el Partido, el Ejército y el pueblo,
basada en una única ideología, convicción, obligación moral y amor camaraderil,
y el poderío ideo-político de nuestra revolución se ha fortalecido de modo
inaudito.
La gran vitalidad de la política
de Songun sigue siendo comprobada en la construcción socialista.
Como grueso de la revolución el
Ejército Popular está situado al frente de todas las esferas de la construcción
socialista, donde crea prodigios laborales y da ejemplos brillantes. Los soldados
y oficiales, en acato a la idea y orientación del Partido, han levantado con su
heroica lucha numerosas obras monumentales y fábricas modernas. Se han hecho
cargo de importantes, pero difíciles ramas de la economía nacional, donde han
abierto puntos de ruptura para avanzar. Vencieron múltiples obstáculos y
pruebas y produjeron prodigios e innovaciones, con lo cual estimularon y
alentaron a los trabajadores de todo el país a crear un auge en la revolución.
Inspirados por el espíritu de
militar revolucionario y el estilo de obrar de los soldados, la clase obrera y
los demás trabajadores crearon el espíritu de Kanggye, encendieron la antorcha
de Ranam y produjeron innovaciones en todos los frentes de la construcción
socialista. En virtud de la política de Songun, sustentada principalmente en el
Ejército Popular, salimos vencedores en la sumamente dura “Marcha penosa” y
Marcha forzada y abrimos el camino de avance a la construcción de una gran
potencia socialista próspera, y aun en condiciones difíciles hemos impulsado
con audacia e ímpetu el proceso revolucionario y constructivo. Nuestra
experiencia demuestra que si todos los funcionarios y trabajadores realizan sus
labores al estilo del
Ejército, siguiendo su ejemplo y
en fiel acato a la dirección del Partido por el método de Songun, podrán
conquistar en un corto espacio de tiempo el baluarte de ciencias y tecnologías
de punta, edificar una gran potencia económica, implantar en toda la sociedad
el hábito de organizar la vida de manera esmerada y el ambiente de vivir de
modo culto y estético, así como asegurar a nuestro pueblo una vida tan dichosa
como la de otros.
Gracias a la referida política,
se ha creado una coyuntura trascendental para la reunificación de la Patria, se
ha reforzado la solidaridad internacional con nuestra revolución y se han
ampliado notablemente las relaciones del país con el extranjero.
Merced a la política de Songun,
permeada por el principio de independencia nacional y el espíritu de amor a la
Patria y la nación, y merced a nuestra política de reunificación de la Patria,
basada en ella y los esfuerzos que hicimos por iniciativa, se efectuó el
histórico encuentro de los mandatarios del Norte y el
Sur en Pyongyang y se adoptó la
Declaración Conjunta del 15 de Junio. Ahora se están profundizando las
relaciones de reconciliación y cooperación entre ambas partes en varias
esferas.
Hoy en Corea del Sur va llegando
al auge, como nunca antes, el clima pro reunificación nacional independiente,
contra los norteamericanos y otras fuerzas extranjeras.
Nuestra política de Songun, que
se opone a la política de agresión y guerra de los imperialistas y defiende la
independencia del país, la nación, produce simpatía en amplios círculos
sociales y pueblos progresistas del mundo. En la arena internacional asesta
golpes a las fuerzas agresoras imperialistas, alienta a las fuerzas
proindependencia contra el imperialismo e impulsa con energía la causa por la
independencia en el mundo.
Bajo la dirección del gran
Partido, nuestro Ejército y el pueblo, manteniendo en alto la bandera de
Songun, expuestos a embravecidas tempestades, han recorrido una gloriosa
trayectoria, jalonada de victorias, y han creado prodigios históricos. La línea
revolucionaria de Songun de nuestro Partido es una gran línea de nuestra época
y bandera siempre victoriosa de nuestra revolución. El camino de la revolución
mediante el Songun lleva a la construcción de una gran potencia próspera, la
reunificación de la Patria y la culminación de la causa revolucionaria del
Juche. Hoy la situación interior y exterior del país es muy compleja y aguda,
por eso debemos sostener más alto la bandera de Songun. Todo el Partido,
Ejército y pueblo tienen que luchar tesoneramente para alcanzar una nueva y
gran victoria en la revolución, bajo la dirección del Partido sobre la
revolución mediante el Songun.
Es necesario, ante todo, volcar
enormes fuerzas, como lo hacemos ahora, en el fortalecimiento del Ejército
Popular. El poderío de la política de Songun es precisamente del Ejército
Popular y se manifiesta altamente, junto a su superioridad, cuando este se
prepara con firmeza en lo ideológico y político, en lo militar y técnico.
La dirección del Partido
constituye la vida del Ejército Popular.
Debemos formar a éste como
defensor No.1 del Partido, como filas armadas revolucionarias dispuestas a
defender a riesgo de la vida la idea y la dirección del Partido, para que
salvaguarde y haga brillar más su gloriosa historia y sus tradiciones de haber
hecho gala de su honor como dignos soldados del Partido y del Líder. Cuanto más
complicada y tensa se torne la situación, tanto más intensamente debemos
realizar la labor ideo-política en el Ejército Popular y el trabajo militar
para que todos sus integrantes confíen y sigan solo en y a nuestro
Partido en cualquier situación y
circunstancias, agudicen la vigilancia revolucionaria y mantengan la
disposición a movilizarse en cualquier momento. Deben estar siempre listos para
aniquilar despiadadamente a los agresores imperialistas, no importa por dónde y
cuándo nos ataquen.
Es necesario fortalecer aún más
la unidad entre el Ejército y el pueblo, para consolidar como un monolito las
posiciones ideo-política y militar de nuestra revolución. Cuando luchen unidos,
como un solo hombre bajo la dirección del Partido, no tendrán nada que temer ni
existirán cosas que no puedan realizar.
El Ejército y el pueblo tendrán
que exhibir plenamente en la época de Songun sus nobles rasgos tradicionales de
la unidad caracterizada de mutuo aprecio y afecto y de compartimiento de las
alegrías y penas, de la vida y el riesgo de la muerte.
En toda la sociedad hay que
establecer plenamente el ambiente de dar importancia a los asuntos militares.
La tarea de incrementar la
capacidad defensiva del país es tarea de todo el Partido, el Estado y el
pueblo. Los funcionarios y trabajadores deben organizar el conjunto de sus
labores sobre la base del principio de dar prioridad a los asuntos militares y
hacer esfuerzos tesoneros para fortalecer el poderío militar del país. Deben
reforzar también las fuerzas armadas civiles y convertir todo el país en un
sólido baluarte.
Hay que dar preferencia al
desarrollo de la industria de guerra y, simultáneamente, promover la industria
nacional en conjunto conforme a los requisitos de la época de Songun, para de
esta manera asegurar en lo material y técnico la ejecución de la política de
Songun del Partido y elevar trascendentalmente el nivel de vida del pueblo en
un corto espacio de tiempo.
Los funcionarios y trabajadores
deberán guardar firme convicción en la justeza e irrebatibilidad de la idea y
política de Songun de nuestro Partido, trabajar y vivir siempre según sus
exigencias y hacer que toda la sociedad desborde de ímpetu revolucionario y
ánimo combativo, como el seno del Ejército Popular.
Bajo la dirección del Partido,
nuestro Ejército Popular y el pueblo han hecho brillar la nueva época de la
revolución del Juche, como una gran época de Songun. Con el estandarte de
Songun en alto debemos impulsar la causa revolucionaria del Juche hasta
alcanzar la victoria definitiva.
Los funcionarios, militantes y
trabajadores deben ser, en su totalidad, fervorosos adeptos a la idea de
Songun, resueltos defensores y ejecutores de la política del mismo carácter y
seguir con fidelidad la dirección del Partido sobre la revolución mediante el
Songun