"Año del Centenario del Presidente KIM IL SUNG"
El hombre es el dueño de su destino
La esencia de la idea Juche consiste en que el hombre es el dueño de su destino. Es decir el ser humano tiene el derecho y el deber de forjar su destino bajo su responsabilidad, de acuerdo con su voluntad y exigencia. El hombre puede escoger y allanar con iniciativa el camino de su existencia. Por supuesto el medio ambiente ejerce influencia indespreciable sobre la vida humana. Como es conocido, la civilización humana nació en cuencas de ríos con paisajes hermosos y tierras fértiles como las del Taedong, Indus, Huanghe y Nilo. Los hombres primitivos se establecieron en los lugares con fuentes de agua y buenas condiciones naturales.
Cristóbal Colón, influenciado por las ideas de los astrónomos italianos quienes sostenían que la distancia oceánica entre Europa e India por occidente era más corta que por oriente, emprendió la navegación marítima en 1492 y descubrió América. Los europeos se trasladaron en masas al mundo nuevo para saquear sus riquezas. Como consecuencia desapareció en la Tierra la preciosa cultura Inca creada por los indígenas. El ambiente natural y el político ejercen influencia importante sobre el destino del hombre.
No obstante, éste no es de ninguna manera existencia obediente a las circunstancias. En la sociedad feudal los campesinos obligados a obedecer incondicionalmente a los terratenientes por las relaciones feudales de posesión de tierras, sufrieron la humillación infrahumana. A través de la lucha prolongada ellos acogieron la nueva época en que ocurrió el cambio trascendental en su destino.
Por ejemplo, los campesinos de Corea se liberaron de la explotación y opresión feudales en virtud de la reforma agraria que se efectuó en marzo de 1946 bajo la dirección del Presidente Kim Il Sung que lanzó el lema “¡La tierra a los campesinos que la trabajan!”. Así los campesinos escogieron el camino de forjar su destino según su propia voluntad.
El hombre tiene el deber y la capacidad de abrir el camino de la vida con sus propias fuerzas.
En tiempos pasados las personas tenían la tendencia de atenerse más a las fuerzas exteriores. Mucha gente creía que la agricultura dependía enteramente del cielo y le atribuía la causa de la mala cosecha. Por supuesto todos los seres vivientes mantienen la vida en estrecha relación con la naturaleza. El girasol y la primavera de noche por ejemplo viven en virtud de la luz del Sol y la Luna. La ley de gravitación universal ejerce influencia sobre los seres humanos.
Las personas idearon la manera de incrementar el rendimiento de cosechas sin quejarse solo de mal tiempo e inventaron la técnica de controlar hasta nubes de lluvia del cielo. En el largo período de la lucha ardua tuvieron la convicción de su capacidad y responsabilidad de vivir por propia cuenta sin atenerse a las fuerzas ajenas.
Esta verdad fue aclarada por la doctrina Juche después de decenas de siglos desde el nacimiento del pensamiento filosófico de la humanidad sobre su destino. Según la ideología y la filosofía de los gobernantes, el destino del hombre es incognoscible y se determina por la fuerza sobrehumana y misteriosa que predestina la dicha o la desdicha de cada persona. Y las personas deben obedecer a su destino fatal, porque no tienen la capacidad de controlarlo. Durante largo tiempo la gente consideraba inevitable su destino fatal.
Con todo y eso las personas se esforzaron para conocer el secreto de su destino fatal. El interés por su destino fue igual para cada individuo, nación y Estado. Y la historia humana fue la de la lucha por defender el destino de cada persona individual, la familia real, la nación y el Estado. Creían que la única medida para salvaguardar su destino consistía en atraer la atención y el amor de Dios del cielo que administra la suerte de todo el universo, y desde la Edad Antigua en todos los países grandes y pequeños se efectuaron los actos para aceptar la opción de Dios ofrendándole mayor parte de sus riquezas y construyendo majestuosas y lujosas iglesias y templos.
Por otra parte surgieron ideólogos y filósofos que sostenían que no pueden existir la alegría y la dicha en el destino del ser humano. Con el problema de su destino los seres humanos padecieron incesantes sufrimientos. Nació hasta el criterio que calificó de correcta opción el abandonar la vida y morir al ignorar quién es el timonel de su destino. En la larga historia de ideologías y filosofías predominaba el punto de vista de que el hombre es el ser impotente que debe adaptarse a la circunstancia determinada o morir. La humanidad pasó largo tiempo sin saber que tiene la posibilidad y capacidad de realizar su ideal y forjar su destino por propia cuenta.
La idea Juche presentó por primera vez en la historia humana que todos los seres humanos tienen el derecho absoluto y la obligación de forjar su destino bajo su responsabilidad. Es decir uno debe y puede responsabilizarse de sí mismo. Este pensamiento se basa en la convicción científica de la voluntad y la capacidad del hombre.
Por la idea Juche ha cambiado la anterior concepción del ser humano. Según esta doctrina, el hombre debe allanar el camino de la vida a través de la lucha por forjar su destino. La idea Juche esclarece que el destino del hombre se determina por la amplitud y la altura de su esfuerzo y lucha.
En virtud de la idea Juche, el pueblo coreano se hizo dueño y forjador de su destino. Venció al imperialismo japonés que le obligó el destino de esclavo colonial y al imperialismo norteamericano que se jactaba de la supremacía mundial, estableció el régimen socialista centrado en las masas populares, y hoy defiende la dignidad nacional.
Hwang Chol Myong