Kim Jong Il al que el pueblo
coreano tiene como su eterno Dirigente, fue prototipo del auténtico patriota.
Su amor al país fue el más
sincero y ferviente. Cuando veía un bosque exuberante o un extenso terreno bien
acondicionado, los mencionaba con afecto y en voz queda como “bosque verde” y
“campo verde”. En sus viajes al extranjero extrañaba a la patria que había
dejado atrás, llamándola con gran emoción “mi país”. Cada vez que contemplaba
con profundo dolor los montes despoblados durante los viajes de orientación
decía que era de nuestra incumbencia acicalar los montes y ríos y bordarlos con
hilo de oro, para entregarlos a las posteridades, y transplantaba en persona
árboles.
Lo ardiente que fue su amor al
país lo se puede conocer bien a través de sus esfuerzos y desvelos que hizo
para defender la Corea socialista y convertirla en un país poderoso y próspero.
A finales del siglo pasado cuando
la intentona de estrangulamiento político, económico y militar contra Corea de
las fuerzas aliadas imperialistas que soñaban con la “extinción completa del
socialismo” llegó al clímax, Kim Jong Il fomentó más Songun (dar preferencia a
los asuntos militares), que hizo posible que Corea se hiciera una potencia
militar que nadie se atreviera a tocar, inexpugnable baluarte del socialismo.
La aplicación de la tecnología de
CNC (control numérico computarizado) que ha generado hoy una revolución
industrial en el nuevo siglo es promovida también por él que amaba más que
nadie al país.
A fines de la década de 1990 cuando
Corea se encontraba en la pésima situación Kim Jong Il optó por hacer invertir
en la mencionada tarea los valiosos fondos que fueron, diríase, el erario
público, en aras de la prosperidad de la futura patria. Como resultado, en eso
Corea empezó a producir con sus propios recursos las máquinas de CNC y hoy ha
tomado con firmeza el dominio mundial de esta tecnología y entrado en la nueva
era, la de la industria del conocimiento, en la que basándose en ello supera lo
más avanzado en la economía en conjunto.
Kim Jong Il dedicó de lleno todo
lo suyo para el enriquecimiento y la prosperidad del país y la felicidad del
pueblo.
Su largo viaje de orientación que
hizo practicando Songun a finales del siglo pasado para superar pésimas
dificultades a las que el país se enfrentaba y defender el país fue el penoso,
el de a vida o muerte, que cualquiera no pudiera hacer. Desde el comienzo del
año 1995 en que empezó a aplicar plenamente la política Songun hasta finales de
2011 cuando falleció cubrió 353 mil 576 kilómetros de distancia realizando la
visita de orientación a 3 808 unidades en total.
El trayecto atravesó el paso Chol
que escaló más de una vez bajo la fuerte nevasca, el monte Osong que subió
empujando con sus hombros el carro de campaña que deslizaba, la isla Cho que
visitó cruzando un mar furioso, Panmunjom en la Línea de Demarcación Militar
donde se oyera el hálito de los enemigos y otros puestos en la avanzada del
frente.
Kim Jong Il no solo defendió el
país sino que le abrió la era de la prosperidad. Durante su largo viaje estuvo
ora en la cabecera de una parcela donde presentó su gran proyecto de extender y
estandarizar todas las tierras del país de manera que merecieran ser las del
país socialista, ora en la fundición de hierro y la de acero que perfeccionaron
un nuevo método de producción que no requiere el uso del carbón-coque y la
chatarra, ora en las bases de la industria química que al producir gran
cantidad de vinalón y abonos, hicieron contribución trascendental al desarrollo
económico del país. Gracias a él se levantaron por doquier modernas fábricas de
la industria ligera que tienen gran significado para el fomento del bienestar
del pueblo, granja de avestruces y piscifactoría de esturiones, las primeras de
su especie en Corea, así como nuevos y extensos huertos de categoría mundial.
En esos días Kim Jong Il tomó
bolas de arroz y una duermevela. Usó el tren y el carro a guisa de su despacho
y residencia.
No haciendo caso de su cansancio
acumulado e incluso aun cuando estaba gravemente enfermo no dejó de realizar la
visita de orientación. En vista de la gravedad de su enfermedad los doctores,
derramando lágrimas, le suplicaron abstenerse de hacer visita de trabajo.
Óiganme, doctores. Les pido mil perdones. Pero, no puedo aceptar su solicitud,
sino que ustedes deben estar a mi disposición, él dijo y lo siguió, hasta
fallecer en el tren.
En virtud de su empeño
sobrehumano y altruismo hoy Corea se ha hecho uno de los contados países de
satélite y nuclear del mundo y ha contado con la potente economía nacional
autosostenida, espléndida perspectiva de alcanzar en un futuro cercano la meta:
ser un país socialista, poderoso y próspero.
El patriotismo que Kim Jong Il
poseía y que puso en práctica es, de veras, considerado como el más sublime y
excepcional que debe asociarse necesariamente con el respetado nombre Kim Jong Il tanto por su esencia como por su
gran vitalidad. Constituye la quintaesencia del patriotismo socialista.
Significa el amor más fervoroso al país y el pueblo, la más activa y abnegada
dedicación en aras de la prosperidad de aquel y la felicidad de este. Ahora el
patriotismo de Kim Jong Il, valioso legado espiritual que Kim Jong Il dejó al
pueblo coreano le sirve a este de, diríase, faro, brújula, que hace a
cualquiera tomar el camino a favor del país.
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