La guerra coreana
(junio de 1950-julio de 1953) fue para Estados Unidos de América que se jactaba
de su “supremacía” en el mundo, la primera pérdida en su historia. Durante la
contienda los generales militares estadounidenses que se vanagloriaban de ser
“siempre triunfadores” no pudieron evadir del trágico destino.
Dean capturado
Se trata del jefe de
la 24ª división estadounidense renombrada por haber puesto fuera del combate,
herido y prendido a 30 mil militares hitlerianos en Alemania y Austria y
derrotado a las huestes japonesas en Filipinas, para entrar a Manila, durante
la Segunda Guerra Mundial, y que se había involucrado antes que nadie en la
guerra coreana.
Con miras a detener
el avance hacia el sur del Ejército Popular de Corea y asegurar el
emplazamiento de la fuerza principal de su división, envió a la línea de Osan,
al jefe del comando especial Smith como vanguardia, que tan pronto como se
chocó con el Ejército Popular, fue derrotado por completo. Al conocerlo, cacareó:
“Esta es una vergüenza del gran imperio estadounidense”, “En Taejon mostraré
ejemplo y ganaré la confianza”.
Pero la 24ª división
caída en el sagaz método de combate de las unidades combinadas del Ejército
Popular, fue sitiada y aniquilada por completo en Taejon.
Dean que huía en
uniforme de soldado, se hizo prisionero.
Es que él, que
durante la Segunda Guerra Mundial cuando fungió como jefe de la división había
dicho que “para el militar lo más ignominioso es caer prisionero”, tuvo trágico
destino.
Smith, “general de
las tumbas”
Se trata del jefe de
la primera división marina estadounidense, “flor de la fuerza marina”,
participó en la guerra coreana y que durante la temporal retirada estratégica
del EPC, invadió hasta en la zona del lago Jangjin en el norte de Corea.
Sus subalternos
caídos en el asedio del EPC, murieron en masa. Atemorizado, Smith hizo abrir a
explosión la tierra helada para enterrar a los gravemente heridos y los
cadáveres reunidos.
La división perdió a
más de 12 mil guerreros. Sobre la nave que llevaba a bordo a un reducido número
de sobrevivientes, afirmó: “El comandante, dejando tal como están tantos
restos, abandona el lugar, suceso nunca conocido en la historia de la fuerza
marina de 175 años.”
Se le puso el
sobrenombre “general de las tumbas”.
Walker fue al otro
mundo
Walker, el famoso por
el desembarco en Normandía y la entrada hasta en Austria, durante la Segunda
Guerra Mundial, en la guerra coreana como el comandante del 8 ejercito
norteamericano dirigió todas las operaciones de las “fuerzas armadas de la ONU”
en la tierra.
“Guerreros de las
tropas de la ONU, que no se tiemblen de manos aunque tengan por delante niños o
viejos. Mátadlos. De esta manera salvarán a sí mismos de la derrota y cumplirán
con su responsabilidad como militares de las tropas de la ONU”, ordenó,
logrando asesinar a un sinnúmero de los coreanos inocentes en el área
temporalmente ocupada.
Fanfarroneó que antes
de la Navidad llevaría el frente hasta la frontera septentrional de Corea, pero
la fuerza principal (190 mil efectivos) del 8 ejército fue derrotada por el
EPC.
Walker que escoltado
de tanque pesado se huía, dio el pellejo junto con más de 80 oficiales
estadounidenses por las unidades del segundo frente del EPC.
MacArthur
destituido
Se trata del comandante
de las tropas estadounidenses en el Extremo Oriente y de las “tropas de la ONU”
desde el inicio de la guerra coreana.
Movilizó todas las
armas y equipos bélicos de último tipo explotados hasta entonces en Estados
Unidos de América y las divisiones de la mayor combatividad. Lanzó la “ofensiva
generad de Navidad” y otras similares y se valió exhaustivamente de las
experiencias adquiridas en varios decenios de la guerra para finalizar en corto
tiempo la guerra coreana, pero no pudo detener de ninguna manera el
contraataque del EPC.
EE.UU. juzgó que
aunque confiándose en él, continuara la guerra, sufriría sólo la mayor derrota
y lo destituyó en abril de 1951, a menos de un año del desencadenamiento de la
guerra.
Es que MacArthur, que
se llamaba como héroe que representaba la guerra del Pacífico, fue destituido
por la responsabilidad de la derrota en la guerra coreana.
Ridgeway expulsado
Se trata del sucesor
a MacArthur degradado y que tempranamente estaba conocido en el círculo militar
estadounidense como oficial con férrea voluntad y capacidad de mando y persona
muy ambicioso que si fuera para el arribismo y la notoriedad, no se temía ni a
morir.
Vestido de campaña y
con la granada de mano colgada del cuello, acudió en el frente y para virar el
curso de la guerra, se valió de todos los medios y métodos. Propuso a la parte
coreana sostener negociaciones para el armisticio, pero de espalda, lanzó con
frenesí ofensivas estival y otoñal y otras similares.
Pero, cada vez se le
salió el tiro por la culata. Solo en la ofensiva otoñal perdió a más de 147 mil
efectivos, 279 tanques y carros blindados, 961 aviones y muchos otros
equipamientos técnicos de combate. Usó hasta armas bacteriológicas y químicas
—por lo que ganó la deshonra de ser “general peste” y “general cólera” —, pero
se dio el mismo resultado.
A un año fue
depuesto.
Clark en llanto
Se trata del sucesor
a Ridgeway, a quien EE.UU. depositó gran esperanza, porque en la Segunda Guerra
Mundial logró capitular a las tropas alemanas estacionadas en Italia y el
ejército de ésta.
Apenas fue nombrado
como comandante de las “tropas de la ONU”, declaró que “haría desaparecer por
completo de mapa 78 ciudades de Corea del Norte” y desplegó “operaciones de
arrasamiento” consistentes en bombardear a troche y moche para destruirlo todo,
quemarlo todo y matarlo todo. Como el último juego de azar lanzó una ofensiva
nueva, pero fracasó por completo en su intento de manifestar el poderío de las
“tropas de la ONU” y lograr un “honroso cese al fuego”.
No pudo menos de
poner firma en el Acuerdo de Armisticio de Corea que era para EE.UU. el acta de
capitulación.
Su madre que lo había
acogido en el aeropuerto, dijo:
“Por su cara en la
que no se veía ni el brío ni la dignidad, corrían solo dos chorros de
lágrimas.”