lunes, 20 de diciembre de 2010

Informaciones sobre la situación de la peninsula coreana

En la pequeña isla Yonphyong, que tiene una superficie de 6.8kilómetros cuadrados y cerca de13 kilómetros de perímetro, están emplazados una brigada de infantería de marina del ejercito títere surcoreano, los cañones automotor K-9 correspondientes a más de una compañía, numerosos detectores y aparatos de comunicaciones y de recogida de informaciones. Por esta razón, esta isla fue convertida en la base militar tan fortificada que los mismos títeres surcoreanos la llamaban como “área No. 1 en aleta”.
La corbeta “Cheonan” fue hundida en marzo de este año en las aguas no lejanas del archipiélago Yonphyong.
Al hablar de su supuesta “venganza” de ello, los belicistas surcoreanos vinieron agravando la tensión en esa zona y al fin y al cabo, perpetraron la provocación de disparar los obuses, bajo el rótulo de ejercicio militar, directamente hacia las aguas jurisdiccionales de la RPD de Corea.
El motivo y curso de este incidente demuestran claramente que fue una provocación intencional de los títeres surcoreanos.
Esta isla está situada bien dentro de nuestras aguas jurisdiccionales desde la Línea de Demarcación Militar marítima. Por esta característica geográfica, si se realiza el tiro de cañones desde esta isla en cualquier dirección, sus obuses caen automáticamente en las aguas jurisdiccionales de nuestra parte.
A partir del 22 de noviembre los títeres surcoreanos empezaron con frenesí el ejercicio militar “Hokuk”, muy cerca a la parte nuestra desde la Línea de Demarcación Militar, y lanzar proyectiles a nuestras aguas jurisdiccionales.
Frente a esta situación el Ejército Popular de Corea advirtió repetidamente a los títeres, en la misma mañana del 23 del noviembre, a través de comunicaciones telefónicas a que cesaran de inmediato este ejercicio militar en el Mar Oeste de Corea.
Pese a estas advertencias de nuestro Ejército los títeres belicistas surcoreanos nos respondieron abriendo el fuego contra las aguas jurisdiccionales, alrededor de la isla Yonphyong, a partir de las 13 horas del día 23 de noviembre.
¿Dónde habrá en este mundo un Ejército que observaría con brazos cursados a las bombas enemigas cayendo en sus aguas jurisdiccionales?
Las mismas autoridades surcoreanas de la Casa Verde dijeron, según el diario de CBS del Sur de Corea, “la parte Norte de Corea ha iniciado la ofensiva alrededor del 34 minutos de las dos de la tarde del 23 de noviembre y antes de empezarla envío, en la mañana del mismo día, a la parte Sur las comunicaciones telefónicas, protestando que esta actitud del Sur es en realidad el ataque contra el Norte”.
Aunque la banda de conservadores surcoreanos trata de imputar a nuestra parte la responsabilidad del caso. No podrá encubrir jamás la verdad de lo ocurrido.
En estos momentos los títeres conservadores del Sur hacen un alboroto sobre los “daños a los civiles”, pero esto no es más que un sofisma para encubrir su cara de provocador de aquella contienda.
En tiempos pasados también hubo varias contiendas militares entre ambas partes, pero no hubo títeres belicistas como los de hoy que hiciera la provocación militar tomando a los habitantes de la Isla como escudo humano para su aventura.
En un área tan pequeña de unos cuantos kilómetros cuadrados mezclaron a los civiles con las grandiosas cantidades de instalaciones militares, y su propósito estaba justamente en evitar nuestro golpe de represalia.
El haber tomado a los habitantes de la Isla como escudos humanos viene a ser un crimen anti ética que jamás podrá ser exonerado.
El caso de la isla Yonphong resulta producto inevitable de las siniestras maniobras de enfrentamiento fratricida y guerra del títere camarilla.
Debido a las maniobras de ella, fueron suspendidos totalmente los diálogos y viajes entre el Norte y el Sur de Corea que se realizaban animadamente después de publicada la Declaración Conjunta del 15 de Junio y fue congelado bruscamente el ambiente de reconciliación, unidad y reunificación.
Las autoridades conservadoras surcoreanas burlaron y dieron espaldas a los sinceros esfuerzos de la RPD de Corea por la mejora de las relaciones Norte y Sur.
Después de que llegaron al “Poder” los belicistas surcoreanos, tomaron auge los ejercicios de la guerra de agresión al Norte adquiriendo mayor peligrosidad.
En particular, se realizaron con mayor frecuencia los ejercicios militares en las periferias de la isla Yonphyong.
Ya que todas sus políticas conflictivas y maniobras belicistas anti-RPDC resultaron fracasadas completamente por la condena de la opinión pública interna y externa, ellas dieron el último coletazo al provocar un caso tan sensacional como el incidente en cuestión.
Los belicistas surcoreanos son provocadores directos del caso y EE.UU. es controlador trasero y culpable principal que los empujó a la provocación militar.
En particular, ha sido el detonante de ella la “línea de límite al Norte” establecida ilegalmente por EE.UU. en el Mar Oeste de Corea.
Debido a esta línea fantasmal no apegada a la ley internacional y trazada arbitrariamente el 30 de agosto de 1953 por Clark, comandante de las “Fuerzas de la ONU” de aquel tiempo, desde el cese de fuego de la guerra coreana hasta la fecha, no pararon los conflictos armados y litigios en el Mar Oeste de Corea.
EE.UU. hizo vista gorda del justo e imparcial proyecto del establecimiento de la línea de demarcación militar en el Mar Oeste presentado por la RPDC y azuzó a los títeres surcoreanos a convertir en papel mojado la Declaración Conjunta del 15 de Junio y la Declaración del 4 de Octubre insistiendo en que si se crea la zona especial de cooperación pacífica en el Mar Oeste, desaparecería la “línea de límite al Norte”.
Ambas Declaraciones del Norte y Sur de Corea son Declaraciones de la reunificación de la nación de manera independiente y, al mismo tiempo, Declaraciones de la Paz.
En la Declaración del 4 de Octubre estipula definir el área divisoria afines del Norte y Sur como Zona Común para la Pesca, con el propósito de conjurar los conflictos militares en el Mar Oeste de Corea y plantea las vías detalladas para hacer de la zona en la de paz, poner coto definitivamente al enfrentamiento entre ambas y garantizar la distensión y la paz del lugar.
Si se hubiesen ejecutadas estas Declaraciones no se habrían sucedido el infame de la cañonazos de la Isla Yonphyong.
EE.UU. se esforzó en todo lo posible junto con los títeres surcoreanos por hacer valer esa línea fantasmal.
El caso de la corbeta “Cheonan· y el reciente disparo de obuses en la isla Yonphyog son productos del siniestro intento y control trasero de ese imperio.
Lo evidencia el hecho de que después del incidente de la isla, EE.UU. suministra en gran cantidad las armas sofisticas a los títeres surcoreanos apoyando activamente el supuesto “plan de represalia”