El 9 de septiembre de 1948
se fundó la República Popular Democrática de Corea (RPD de Corea). Era un evento
histórico para imprimir un viraje radical al destino del
pueblo coreano. Por primera vez en la historia nacional de cinco milenios, se
estableció un Estado socialista, donde el pueblo es dueño de todo y todo está a
su disposición.
Su progenitor fue Kim Il
Sung (1912-1994), eterno Presidente de la RPD de Corea.
Consagró toda su vida para
la construcción de un socialismo centrado en las masas populares.
Ya a mediados del siglo
XIX, Marx y Engels dilucidaron que el capitalismo se basa en el predominio de
la explotación y opresión, pero el socialismo libera a las masas populares de tales
cargas abusivas clasistas.
El socialismo propuesto por
ellos era examinado principalmente desde el punto de vista del ideal clasista y
no teniendo como centro a los grandes sectores del pueblo.
Hasta finales del pasado
siglo XX muchas personas no tuvieron correctos conocimientos del socialismo y
consideraron que sus tipos eran todos iguales. No obstante, presenciando el
sucesivo desmoronamiento de la antigua Unión Soviética y otros países
socialistas europeos orientales y la constante existencia de la Corea
socialista, llegaron a tener nueva comprensión sobre el socialismo coreano.
Este socialismo coreano es
el socialismo centrado en las masas populares que se rige por la idea Juche creada
por Kim Il Sung, quien enunció por primera vez en la historia que el ser más
valioso en el mundo es el hombre y el sujeto de la historia social son las
masas populares, y este principio lo verificó globalmente en la construcción de
la sociedad. Como resultado, en la RPD de Corea se instauró una sociedad de
aprecio al hombre, al pueblo, inaudita en la historia.
Hoy, en Estados Unidos,
Japón y otros países capitalistas hablan ruidosamente de los “derechos
humanos”, pero no hay país como la Corea socialista donde los derechos humanos
son garantizados del modo más perfecto.
En la sociedad capitalista la
dignidad de las personas se calcula por el dinero. Las capas privilegiadas
suelen cacarear del “aprecio de los derechos humanos y la personalidad”, pero
esto no pasa de ser un sofisma encaminado a engañar a las masas populares y
justificar su dominación y explotación.
Sin embargo, en Corea
socialista los obreros y campesinos asisten a los asuntos estatales y discuten
sobre la política. Y todos hacen dignos trabajos creadores y despliegan
plenamente las actividades culturales y recreativas en teatros, casas de
cultura, y lugares de recreo y de reposo. Para un marinero se envía el avión
especial a un lejano océano, para salvar a los damnificados por la inundación
se movilizan los militares y para todos se imparten la enseñanza obligatoria de
12 años y la asistencia médica gratuitas, bajo el régimen socialista de Corea
popular.
Para el Presidente Kim Il
Sung no hubo la fiesta ni el día de descanso. Trabajó incluso en su aniversario
para el pueblo.
Solo con miras a depararle al
pueblo la felicidad y hacer realidad el deseo secular de la nación, presentó un
sinfín de líneas y políticas y realizó interminable viaje de trabajo.
Llueva o nieva, y a
despecho de la escabrosidad del camino acudió a las personas y compartió junto
con ellas la pena y la alegría, lo cual fue calificado por el pueblo de
“itinerario para el pueblo”. En ese curso nació la sociedad de aprecio al
hombre, el socialismo centrado en las masas populares, propio de Corea, y se
preparó una sólida base para la eterna prosperidad del pueblo coreano.
Son imborrables los méritos
de Kim Il Sung que al construir un socialismo centrado en las masas populares,
les iluminó a los pueblos progresistas un verdadero camino de la edificación de
una nueva sociedad e insufló a muchos revolucionarios del mundo la esperanza,
la confianza, el ánimo y el valor.