“Kim
Jong Un es un estadista joven. Yo no me imaginaba que él fuera tan afable e
influyente. Es genial, amable, modesto y muy docto. En un instante, todos
nosotros nos quedamos cautivados por su personalidad”, expresó así Dennis Rodman,
ex jugador estrella de la NBA. El
gigante, ex-mejor anotador del círculo de baloncesto profesional norteamericano,
visitó a más de 100 países y se encontró con muchos jefes de Estado y otros renombrados
estadistas incluyendo Papa.
Nunca
se quedó encantado por nadie sino por el líder joven de la RPD de Corea.
Excepcional viaje a
Pyongyang
A
finales de febrero de 2013 el equipo Harlem Globotrotters, encabezado por Rodman,
salió rumbo hacia Pyongyang. Su pensamiento era complicado. Para él era un viaje
de fortuna y zozobra.
Estaba
interesado mucho en conocer de la RPD de Corea, país misterioso, que aun en
medio de la cruel presión de las fuerzas lideradas por Estados Unidos que dura
varios decenios, no solamente sigue subsistiéndose sino que le resiste duramente
y particularmente, de su joven dirigente que empujando en la pasividad a los
generales veteranos del Pentágono, orienta con plena convicción el encarnizado
enfrentamiento con el imperio.
Como
es conocido por todos, no cesó nunca la hostilidad entre dos países.
Las
relaciones bilaterales se agravaron al máximo en el tiempo posterior al
lanzamiento en diciembre de 2012 del satélite artificial de la Tierra de la RPD
de Corea. La adopción de la resolución sobre las sanciones de dureza de la ONU
contra Corea socialista y la apresurada intrusión en las aguas de la Península
Coreana de los medios de golpe nucleares de Estados Unidos dieron lugar a la
tercera prueba nuclear subterránea de Corea popular, la reacción de
superdureza, que redundaría en un nuevo enfrentamiento nuclear. Era inimaginable
cuándo la intentona del ataque con armas nucleares de Estados Unidos a Corea
sería pagada con el implacable golpe de revancha de este país al territorio
norteamericano.
Para
aliviar la tensión agravante, la administración estadounidense acabó de mandar
ex jugador estrella de la NBA por la
“diplomacia de Baloncesto”.
El
norteamericano, “enviado deshonroso”, cuanto más se acercaba a Pyongyang, tanto
más medroso y preocupado se sintió. Inquietaba mucho por cómo los coreanos con
fuerte antipatía hacia Estados Unidos tratarán a él, un ordinario ciudadano
norteamericano y no el político de alto rango ni el jefe de Estado, y qué será
el inicio de esta visita a Pyongyang inaudita en la historia de los Estados
Unidos de América.
Gran sorpresa
Al
contrario de su inquietud, el huésped norteamericano recibió la cálida
hospitalidad en Pyongyang.
El
28 de febrero de 2013, en el coliseo polivalente Jong Ju Yong de Ryugyong,
situado a orillas del pintoresco río Pothong en Pyongyang, los equipos Harlem
Globetrotters y Haeppul del Instituto Superior de Cultura Física de Corea
efectuaron, en un ambiente ameno, el partido mixto dividido en dos: rojo y
blanco. Esto era un suceso inaudito entre dos naciones.
El
mandatario coreano se personó y el lugar se estremeció de las exhaustivas
aclamaciones de los presentes.
Rodman
se quedó admirado por la veneración de los coreanos que abrigaban por su líder.
En ningún otro país había presenciado tal escena.
Más
sorprendentemente, el máximo dirigente lo invitó a sentarse a su lado. El
anfitrión habló con el visitante con amplia sonrisa en el rostro, sin cumplidos
ni la ayuda del traductor. Muchos
políticos de alto rango y jefes de Estado de otros países con los que él se
había entrevistado, eran ceremoniosos sin excepción. Era que el mandatario
coreano, en el trato a las personas no distinguía la nacionalidad, la creencia
religiosa, el régimen, la idea, el idioma y el color del piel sino que sin
discriminación trataba cordialmente incluso al ciudadano ordinario del país
hostil.
Mientras
dialogaba con él, el visitante sintió desaparecer la preocupación y al mismo
tiempo se dio cuenta de que a diferencia de la propaganda del Occidente, el
pueblo coreano respeta mucho a su líder con todo corazón y viceversa.
El
huésped norteamericano llegó a confirmar que el máximo dirigente de la RPD de
Corea es incomparablemente benevolente, magnánimo, modesto, abierto, erudito y
hábil en idioma extranjero. Efectivamente, el visitante quedó impresionado por
el destacado estadista de Corea socialista que posee una visión tan global. El
ex jugador de básquetbol se admiró mucho por conocimientos expertos del deporte
y tendencia mundial que tiene el mandatario coreano.
Rodman,
emocionado, tomó el micrófono y dijo que su inolvidable visita a Pyongyang era
para él un privilegio sin par, que se alegraba mucho de haberse confundido con
los pyongyaneses, que se lastimaba de que las relaciones Estados Unidos-RPD de
Corea no eran buenas, que pero, los coreanos eran sus amigos y que
particularmente consideraba al Dirigente Kim Jong Un como su íntimo amigo, y le
expresó su sincero agradecimiento.
Figura digna de
respeto
El
impacto de Rodman se hizo más grande.
En
honor de Rodman y su comitiva, el Comité Olímpico de la RPD de Corea ofreció
una cena, a la que asistió el líder coreano, quien dijo que se alegraba de que
Rodman y sus acompañantes, durante su permanencia en Pyongyang les prepararon a
los jóvenes y niños coreanos aficionados al baloncesto una ocasión en la que
vieran un magnífico partido, que quería que el intercambio deportivo como el
que tenía lugar fuera avivado y contribuyera a fomentar la comprensión mutua
entre los pueblos de dos países y que la visita a Pyongyang de los
norteamericanos presentes fuera ocasión en la que ellos se familiarizaran más
con los coreanos, particularmente con los aficionados al baloncesto, lo cual le
dio a conocer al jefe de la delegación su sincero anhelo por la paz.
Antes
de salir de Pyongyang, en el aeropuerto tuvo lugar la conferencia de prensa, en
la que Rodman expresó:
“El
Dirigente Kim Jong Un tiene gran autoestima y su país lo tiene con agrado. Dicho
más correctamente, lo ama. También lo hago con él. De veras, él merece el
respeto.”