El 19 de junio de 1964, Kim Jong Il (1942-2011),
Presidente del Comité de Defensa Nacional de la República Popular Democrática
de Corea, inició su trabajo en el Comité Central del Partido del Trabajo de
Corea.
En todo su debut se propuso, ante todo, hacer del Partido
justamente el de su fundador, Kim Il Sung (1912-1994), Presidente de la RPD de
Corea.
Definió la idea revolucionaria de Kim Il Sung, la
Juche, como la única y rectora del PTC y proclamó identificar con la misma a
toda la sociedad como el programa supremo de este.
Su orientación hizo posible que el PTC fuera como
cuerpo puro, orgánico y de unidad que mueve únicamente según la ideología y
dirección de su Líder.
En eso, debido a las maquinaciones de los
revisionistas contemporáneos, en varios países socialistas el líder del partido
gubernamental se veía desprestigiado, y el movimiento socialista mundial pasaba
vicisitudes y penalidades, pero el PTC, llevando adelante la causa de la
construcción del partido, logró su monolítica unidad orgánica e ideológica en
torno a Kim Il Sung, lo cual fue inapreciable fruto del inconmovible criterio
del líder de Kim Jong Il y su extraordinaria perspicacia, determinación
política de principio e inclemente y consumada capacidad de dirección.
Kim Jong Il orientó al PTC a que junto con el pueblo
se confundiera en un solo cuerpo, se responsabilizara plenamente de su destino
y le sirviera con lealtad.
Definió fortalecer el lazo consanguíneo del Partido y
las masas populares y consolidar el terreno masivo del primero como importante
principio de la construcción del Partido y algo vital del que depende la
existencia de este o su ruina y dispuso que el PTC verificara al pie de la
letra la línea de masas y todas las organizaciones partidistas y funcionarios
siempre se confundieran con las masas y respectivamente obraran y vivieran como
sus fieles servidores.
Practicó plenamente la política de amor y confianza,
la de virtudes, y la abarcadora, gracias a lo cual el PTC, aun en medio de los
avatares políticos mundiales, por primera vez en la historia, logró la
monolítica unidad con su líder y las masas, transformó a toda la sociedad en
una gran y armoniosa familia socialista y siempre, tanto en los días ordinarios
como en los duros, se disfrutó del absoluto apoyo y confianza de las grandes
masas, llevando a la victoria la causa de la construcción socialista.
Kim Jong Il preparó al PTC como poderosa fuerza
política que orientara con éxito la revolución de Songun (priorización de los
asuntos militares).
Tempranamente, dirigiendo junto con Kim Il Sung, esta
revolución, prestó profunda atención al fortalecimiento del Ejército Popular de
Corea y procuró hacer indispensable la dirección del PTC sobre este y ejecutar
al pie de la letra la línea de armar a todo el ejército con la idea Juche.
Particularmente, en la década de 1990, en vista del
cambio de las condiciones y la exigencia de la situación en desarrollo, definió
el Songun como la política fundamental del socialismo y dispuso que el PTC fuera
organización política y orientara la revolución de Songun.
Consideró el Songun como fuente nutriente del Partido
y la revolución, cumplió todas las tareas sobre la base del principio de
conceder preferencia a los asuntos militares, enalteció al Ejército Popular
como el encargado principal de la causa socialista y realizando interminable
recorrido de trabajo lo orientó a que como abanderado de la revolución de
Songun cumpliera satisfactoriamente con su misión y papel.
Además, dispuso que todos los miembros del Partido
aprendieran activamente de los rasgos políticos e ideológicos del Ejército
Popular y las organizaciones y funcionarios partidistas, del revolucionario y
combativo estilo de trabajo del Ejército y su método de trabajo partidista,
político, y de combinación militar-política, logrando que el PTC fuera
extraordinariamente revolucionario, organizado, disciplinado y unido y elevara
más su prestigio y papel en la dirección sobre la revolución y su construcción.
Kim Jong Il preparó a los militares y otros sectores
de Corea poseedores de fuerte espíritu, capaces de registrar saltos y prodigios
seculares en la realización de la causa del PTC, la de la construcción de un
Estado socialista, poderoso y próspero.
Ya hace mucho logró que la labor partidista fuera
precisamente la con la gente, con el sentimiento ideológico, en virtud de lo
cual el PTC, en la revolución y su construcción, ateniéndose principalmente a
la ideología, anteponiendo la labor política a las demás tareas, puso en pleno
juego el entusiasmo revolucionario de las masas populares y su iniciativa
creadora y apoyándose en esto, impulsó con fuerza la descomunal causa histórica
de la transformación de la naturaleza, la sociedad y el hombre según la
exigencia de la idea Juche.
A mediados de la década de 1990 publicó Priorizar la labor ideológica es requisito
indispensable para el cumplimiento de la causa socialista, El socialismo es la ciencia y otras
obras, hizo avivar más la revolución ideológica y de esta manera armó a los
militares y otros sectores con la inconmovible fe en la victoria del
socialismo, los preparó como los fuertes en la ideología y el espíritu, lo cual
sirvió de firme garantía para que aquellos siempre obtuvieran victoria en la
defensa del socialismo y la construcción de un Estado poderoso y próspero.
Si ellos, pese a la escasez del todo, con el
indoblegable espíritu metamorfosearon progresivamente el territorio patrio,
impulsaron la modernización de la economía nacional y la aplicación en esta de
la informática y abrieron un período de plena prosperidad de las ciencias y la
tecnología del país y la construcción de la cultura socialista, esto fue el
resultado de la dirección de Kim Jong Il que en la revolución y su construcción
con previsión se empeñó ante todo en el afianzamiento de la posición
ideológica.
Sus méritos realizados en la construcción del Partido
perdurarán junto con la Corea socialista en constante progreso.