La
República Popular Democrática de Corea lanzó el Kwangmyongsong 3 (No.2), primer
satélite artificial de la Tierra con fines prácticos, con lo cual demostró una
vez más su gran poderío.
En
realidad no es fácil fabricar, lanzar y controlar el satélite con sus propios
recursos en cien por ciento.
La
cosmonáutica es la esencia de la tecnología industrial que no se puede
construir ni manejar sin contar con la síntesis de los últimos logros
científicos y talentos de diversos dominios. El cuerpo del cohete transportador
es de metal especial capaz de resistir al rigor espacial, llevando en sí muchas
y complicadas piezas de precisión. El combustible para el artefacto, producto
de la tecnología de punta, sigue siendo un secreto que países avanzados en las
ciencias insisten en guardar. También el manejo del satélite requiere de la
tecnología de punta.
Todo lo
ha hecho Corea sin contar con nadie: la obtención de materiales de alta pureza,
su elaboración precisa y complicada, la fusión de ciencias básicas, la nanotecnología,
el satélite, el cuerpo propulsor, las instalaciones de observación y la
tecnología aplicada, así como la selección de talentos y su empleo, etc.
Todos los
componentes del satélite y los que intervinieron en su fabricación, lanzamiento
y control son todos coreanos. Esto demuestra qué potente es la economía
nacional independiente de Corea y qué nivel han alcanzado sus ciencias y
tecnología.
En los
últimos años en este país –que hace tiempo viene manteniendo su línea de
construcción de una independiente economía nacional– se ha consolidado como
nunca antes el cimiento económico mediante el desarrollo de la tecnología de
punta.
La
industria de acero ha introducido plenamente el nuevo sistema de producción que
prescinde del coque y chatarra. Se ha afianzado la base de la industria química
que se vale del carbón y caliza, minerales que abundan en el país. Asimismo se
ha modernizado el proceso de la obtención de vinalón desde caliza y antracita.
Actualmente
los coreanos construyen la economía de concentración de conocimientos bajo la
consigna “¡Superemos en todo los niveles de punta!”.
Científicos
y técnicos coreanos han desarrollado y perfeccionado con sus propios recursos
la tecnología de CNC (control numérico computarizado), la más avanzada en la
manufactura mecánica. El desarrollo vertiginoso se percibe también en la
bioingeniería, nanotecnología y el sector nuclear.
En la
actual era de la economía del conocimiento el potencial económico de un país se
mide por una estructuración industrial que favorezca el desarrollo y
aprovechamiento de la tecnología de punta.
El cosmos
se ha convertido hoy en un escenario de ensayo para amansar la naturaleza y
valorar la creatividad humana, así como un vasto espacio destinado a demostrar
los últimos adelantos científicos y técnicos y el potencial económico.
En el
mundo son muchos los países que no pueden explorar el cosmos, si bien cuentan
con abundantes recursos naturales y gran potencial económico. Igualmente son
numerosos los que, con toda su tecnología de la fabricación de satélites,
tienen que importar de otras naciones sus cuerpos propulsores.
Pero
Corea es una excepción. El exitoso lanzamiento de su último satélite, ha
afianzado su posición como uno de los países más avanzados en la cosmonáutica,
capaz de fabricar, lanzar y poseer satélites artificiales.
En una
palabra, Corea se ha ganado el cielo.